El avión que Francia no se podía permitir

Por encima de las posibilidades de Francia: el único prototipo grandeur nature del SNCASO SO.4000.

En un ataque de optimismo, el departamento técnico del Ejército de Aire francés publicó en marzo de 1946 la especificación de un bombardero estratégico con motores de reacción de casi 30 toneladas de peso, capaz de llevar cinco toneladas de bombas a larga distancia y a una velocidad próxima a la del sonido. Tras descartar al único rival del proyecto, SNCASO siguió adelante con su SO.4000, del que fabricó una maqueta a escala sin motor para probar sus propiedades aerodinámicas que probó, no en un túnel de viento como sería lógico, sino en el lomo de un Farman AAS.01, que era el ejemplar único del bombardero estratosférico Heinkel He-274 construido en Francia.

Fue el primer indicador de que algo no andaba bien en la tecnología disponible por la industria aeronáutica francesa. Los motores fueron otra señal. El pesado avión debía ser impulsado por dos reactores embutidos atrás en el fuselaje y alimentados con dos tomas de aire delanteras. Francia no fabricaba todavía ese tipo de motores (tardaría mucho tiempo en conseguirlo) y los modelos disponibles en el mercado británico y norteamericano no daban la potencia suficiente (esa es la razón por la que el exitoso B-47 tenía seis motores).

Con todo y eso, el diseño del avión intentó ser novedoso, bebiendo mucho de los hallazgos alemanes, de los que Francia se había beneficiado como todas las naciones aliadas. El monstruo resultaba ser aerodinámico y potencialmente un buen volador, pero tenía otro problema. El enorme tren de aterrizaje trasero era un diseño enmarañado y frágil, que se retraía en el arranque del ala y tenía cuatro elementos independientes, como si los ingenieros de SNCASO hubieran querido multiplicar las posibilidades de fallo.

En realidad el proyecto estaba condenado desde 1947. El Imperio francés hacía agua por todas partes y peleaba duramente en Indochina, Madagascar y otros lugares para mantener su precario dominio. Lo último que necesitaba la Armée de l’Air era un bombardero estratégico jet. El país, se reconoció juiciosamente, no tenía recursos para semejante empresa. Pasaría más de una década hasta la puesta en servicio del único avión de este tipo que tendría la aviación militar francesa, el Mirage IV, a su vez una versión agrandada de un modelo ya probado y exitoso como el Mirage III.

El SO.4000, por el contrario, era un salto en el vacío que se arrastró entre problemas de todo tipo hasta que, por fin consiguió hacer un primer vuelo el 15 de marzo de 1951 en la base aérea de Orléans-Bricy, cerca de París. Sería el primero y el último, pues el pesado avión escacharró el tren aterrizaje al tomar tierra y nadie se tomó interés en repararlo. En Indochina, los franceses acababan de utilizar con resultados devastadores la combinación del napalm y de aviones de hélice de la segunda guerra mundial y el Ejército del Aire empezaba a recibir cantidad de A.26, Bearcats y otro material norteamericano obsoleto pero muy útil en una guerra colonial.

El SO.400 fue abandonado en un campo de tiro cerca de Bourges, donde al parecer servía como blanco. Como se dice en una reseña del avión aparecida años después, “hay que reconocer que por desgracia ya tenemos la costumbre de ver acabar así a los prototipos franceses”. (1)

1- Aviation Magazine, 15 de agosto de 1960.

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