El segundo bombardero atómico

Un North American B-45 Tornado hacia 1950 (primer vuelo, 17 de marzo de 1947).

Comparado con los grandes bombarderos que hacían trizas Alemania y Japón en 1945, el Tornado era un avión formidable. Podía llevar diez toneladas de bombas a una velocidad de crucero de 600 km/h (y 900 km/h máxima), volando a 14 km. de altura, y todo eso con veinte toneladas menos de peso que el Boeing B-29. Este gran salto adelante se había conseguido colocando cuatro motores jet en un avión clásico, que incluso conservaba un acristalamiento en la proa.

A diferencia del B-36 Peacemaker y el ala volante XB-35, que fueron encargados antes de la guerra, el B-45 fue solicitado por la USAAF en 1944, casi después de la guerra, que en este caso, a diferencia de 1919, no supondría un frenazo a la fabricación de armamentos, sino todo lo contrario. La respuesta de North American fue un gran avión de 42 toneladas a plena carga, con cuatro turbojets en dos barquillas pegadas a la parte inferior de las alas. Todo en el avión era bien conocido excepto los motores jet, una tecnología poco conocida que daba muchos problemas a las tripulaciones y los mecánicos.

Tras participar en la guerra de Corea, más como avión de reconocimiento que como bombardero, al B-45 le llegó el papel de su vida cuando 40 ejemplares fueron enviados el verano de 1952 a la base aérea de Sculthorpe, Norfolk, en el balcón de Inglaterra que mira a los Países Bajos. Sculthorpe había sido construida durante la guerra por trabajadores irlandeses como una base de bombarderos de última generación, con largas pistas de hormigón y toda clase de servicios. La distancia a Berlín (860 km.) ya no importaba, sino la de Moscú (2.400 km.).

El Tornado había sido convertido recientemente al papel de bombardero nuclear, que antes solo había tenido el enorme B-29. Las bombas atómicas había reducido su tamaño desde las cinco toneladas de Fat Man, la bomba de Nagasaki, y el Tornado podía llevar hasta cinco artefactos nucleares de tipo “táctico”. Poco a poco, casi cualquier avión más grande que una avioneta del arsenal de la USAF fue reconvertido al papel de portador de armas nucleares, al mismo tiempo que el Ejército y la Marina ensayaban toda clase de artefactos para lanzarlas al enemigo, incluyendo pavorosos cañones atómicos. Los Tornado llevaron la bomba hasta que fueron reemplazados por otros aviones más modernos, y en realidad su reemplazo previsto fue el B-58 Hustler, el bombardero bisónico de ala delta.

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