El bombardero que voló en auxilio del vencedor

Un Fiat B.R. 20 de la Aviazione Legionaria en España, 1938.

El Fiat B.R.20 Cicogna (Cigüeña), diseñado por Celestino Rosatelli, alzó el vuelo por primera vez en un campo de aviación cerca de Turín el 10 de febrero de 1936, justo una semana antes de las elecciones que dieron la victoria al Frente Popular en España. El ritmo de desarrollo del avión fue tan rápido que el verano del año siguiente el Cicogna ya estaba en España bombardeando posiciones frentepopulistas, encuadrado en la Aviación Legionaria italiana, un importante componente de la aviación nacionalista española junto con la Legión Cóndor alemana.

El BR.20 fue enviado a España en corto número, y allí participó en los bombardeos de las ciudades del litoral mediterráneo de la zona republicana, singularmente Cartagena. El 24 de enero de 1939 diez BR20 participaron en un devastador ataque conjunto italoalemán sobre el puerto de Barcelona, la capital de la República española. 9.000 km al este, en la otra punta de Eurasia, los BR.20 particiban en el ataque japonés a Chungking, la capital de la República de China. Japón había comprado 85 unidades como armas de destrucción masiva de transición mientras ponía a punto sus propios bombarderos modernos. Este éxito de la industria aeronáutica italiana se encontró con su némesis un año después, en circunstancias muy diferentes de las de China y España.

La actuación del Corpo Aereo Italiano (C.A.I.) en los cien días que estuvo en Bélgica, echando una mano a la Luftwaffe en su tarea de bombardear Inglaterra, se puede resumir en los tres famosos aforismos de Ennio Flaiano: «corro en auxilio del vencedor», «la situación es grave pero no seria» y: «un italiano [en el escenario más solemne] añade de inmediato algo cómico de lo que antes no nos habíamos percatado». Mussolini creía sinceramente, a finales de 1940, que la guerra estaba ganada, y ofreció servicialmente al victorioso Hitler divisiones y más divisiones. Berlín respondíó al cabo de un tiempo que no hacían falta, pero que aceptarían una ayuda aérea (después de todo, la aviación italiana conservaba algo de su fama ganada en la década de 1930).

Tras la habitual consternación de los generales italianos ante la gran distancia existente entre los delirios militaristas de Mussolini y la realidad su equipamiento militar, el C.A.I. se creó oficialmente en septiembre de 1940, como emanación del norte industrial del país, a base de aviones Fiat fabricados en Turín. El bombardero de la expedición era el BR.20, un avión considerado moderno, metálico y compacto y que había sido utilizado en las guerras de España y de China sin objecciones serias. Los cazas de acompañamiento, por el contrario, tenían el defecto de ser biplanos, Fiat CR.42. Se alistaron 80 bombarderos y 95 cazas, con algunos CANT Z.1007 de reconocimiento y algunos transportes Caproni como acompañamiento.

Hay 700 km desde Milán a Bruselas, lo que no parece mucho, pero la primera etapa hasta Múnich resultó en un desastre, cuando se perdieron cinco bombarderos en accidentes y aterrizajes forzosos por el mal tiempo (1). En Bélgica, el C.A.I. se metió de lleno en el denso y feroz ecosistema aéreo de lo que se llamó la batalla de Inglaterra. Le fue asignado un sector de la costa en torno a la desembocadura del Támesis, aproximadamente entre Harwich y Ramsgate. El C.A.I. no envió nunca más de diez o quince bombarderos a la vez para bombardear supuestamente instalaciones portuarias, por lo tanto objetivos militares legítimos según los jirones de derecho internacional que todavía se conservaban en 1940. El mal tiempo persistente y la falta de entrenamiento de las tripulaciones para mover de manera coordinada formaciones de bombarderos redujo la actuación italiana a algunos bombardeos esporádicos.

El BR.20 carecía de la instrumentación adecuada para volar sin visibilidad y atendiendo a radiofaros, algo fundamental en el bombardeo estratégico y necesario en el nublado invierno del Canal de la Mancha. Lo que es peor, carecía de calefacción, por lo que las tripulaciones debían volar a muchos grados bajo cero añadiendo a la protección de su trajes de vuelo unos cuantos periódicos viejos (2). La nota tragicómica la escribieron los ingleses. «El 11 de noviembre, como si se tratara de una opereta […] los italianos con casco de combate y bayoneta se presentaron de día volando sobre el mar del Norte, utilizando diez bombarderos Fiat BR20, escoltados por cuarenta cazas biplanos Fiat CR42.» Dos escuadrillas de Hurricanes cargaron sobre ellos y derribaron tres bombarderos y tres cazas, sin sufrir ninguna baja. «De esta forma, con una nota de relativo humor, concluyó el período de mayor actividad diurna contra Inglaterra en 1940. El 14 de noviembre el bombardeo de Coventry sería el comienzo de un invierno de terror…» (3). El C.A.I. se retiró poco después y regresó a Italia donde algunos «por una tonta jactancia, empezaron a contar nuestros destructivos ataques a Londres, proporcionando así a los angloamericanos pretextos para atacar «terroristicamente», en años sucesivos, las ciudades italianas» (1).

1- Santi Corvaja: I cento giorni sulla Manica dei bombardieri italiani storia illustrata nº 313 (dic 1983)
2- Testimonio de Luigi Corrini, Sargento del Corpo Aereo Italiano (CAI), en Un corpo aereo italiano sopra la Manica, Ministero della Difesa http://www.aeronautica.difesa.it/storia/1940_1945/Pagine/CAI.aspx
3- Edward Bishop: la batalla de Inglaterra. San Martín (1975)

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