Un Mitsubishi Ki-21 de la versión inicial, a finales de la década de 1930 (primer vuelo, 18 de diciembre de 1936).
A partir de 1931 y la ocupación de Manchuria el Imperio japonés vivió años enloquecidos, que incluyeron una fase de expansión culminada en 1942 y una fase de rápida contracción que terminó con el bombardeo atómico de Nagasaki, el 9 de agosto de 1945. Los imperios necesitan bombarderos, el arma ofensiva por excelencia, pero en 1931 el bombardero principal del ejército era una versión del Dornier Wal, y tres años después este importante papel seguía siendo representado por un elemento importado y más bien obsoleto, en este caso una versión agrandada del bimotor Junkers K-37. Así que todo estaba maduro para el gran salto adelante de la industria aeronáutica japonesa.
En septiembre de 1935 (año 10 de la era Showa, o del reinado del emperador Hirohito; irónicamente Showa significa “Paz ilustrada”) el Ejército imperial, tal vez acicateado por el éxito parcial de la Marina imperial, que ya tenía su propio bombardero “moderno” made in Japan, el Mitsubishi G3M, encargó a la industria una máquina de destrucción capaz de volar muy rápido y muy lejos con casi una tonelada de bombas en la panza. El resultado fue el Bombardero Pesado del Ejército Tipo 97, más conocido como Mitsubishi Ki-21.
El panorama bélico que tenía delante el Ejército era la guerra de conquista en China y el inevitable enfrentamiento con la Unión Soviética en Siberia. El fabricante fue aleccionado por lo tanto para que la máquina pudiera soportar bajas temperaturas. Al estar previsto su uso en el continente esteasiático, no era necesario un muy largo radio de acción, que sí era necesario para los bombarderos de la Marina, que tenían como terreno de operaciones previsto el este del Océano Pacífico, más o menos desde las islas Kuriles hasta Nueva Guinea.
El pensamiento aéreo del Ejército japonés no era dohuetiano en el sentido de dar mucha importancia a densas formaciones de bombarderos pesados aplastando metódicamente las ciudades enemigas. En su lugar, el énfasis se ponía en la rapidez y multiplicidad de los ataques aéreos, que deberían destruir el cogollo militar del enemigo y especialmente su fuerza aérea. No obstante, el primer uso importante del Ki-21 fue su participación en los bombardeos que asolaron Chungking, la capital provisional de China y sede del gobierno de la República china en guerra contra el Japón tras la caída de Nankín. Los bombardeos fueron muy intensos entre 1938 y 1941.
La prevista guerra total contra la Unión Soviética se limitó a un densa pero corta escaramuza fronteriza en el verano de 1939, en la que también participó el K-21, sin resultados concluyentes. Y por fin, a partir de diciembre de 1941, el bombardero principal del Ejército se encontró metido de lleno en la única guerra en la que no estaba prevista su participación y para la que no había sido diseñado, la lucha contra los Estados Unidos en la inmensidad del océano Pacífico. Al final, el Ki-21 terminó participando en intentos desesperados de destruir las bases norteamericanas de bombarderos B-29 en las Islas Marianas, a finales de 1944 y comienzos de 1945.
Ecosistemas: 1939-1945 Segunda Guerra Mundial
Asuntos: Bombarderos
Tochos: Los aviones del terror