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El prototipo del Weymann W-66, reconstruido a partir de algunas fotos y perfiles esquemáticos.
Poco se sabe de este avión, del que se construyó probablemente un solo prototipo. Según Les Ailes y Flight, que lo reportearon a comienzos de 1934, el W-66 entró en una especie de cláusula añadida del concurso de avión colonial de 1930, que produjo una docena de prototipos y un sólo avión fabricado en serie, el Bloch MB.120. A diferencia de todos ellos, el Weymann W-66 no era un monoplano de ala alta, sino un biplano muy inspirado en el Sikorsky S.38 y similares.
Según el constructor, el W-66 tenía varias ventajas sobre sus competidores. La configuración biplana aseguraba una buena sustentación a baja velocidad, y permitía una envergadura corta (16 m.) muy útil para prestar servicio, por ejemplo, en las estrechas pistas de aterrizaje del África tropical, abiertas en la selva. Los tres motores (los reglamentarios Algol de 300 CV que usaron todos los participantes en el concurso) estaban colocados arriba y lo más juntos posible, con objeto de no desequilibrar el avión en caso de fallo de alguno de ellos. El tren de aterrizaje, extremadamente robusto, contaba con frenos en las ruedas y permitía un frenado completo en muy corto espacio en las pistas improvisadas en las que debería operar el aparato.
El trabajo colonial se facilitaba gracias a la espaciosa barquilla, completamente acristalada, que permitía la visibilidad en cualquier ángulo, incluso con la posibilidad de instalar un “balcon d’observation” en una trampilla deslizante. Otra trampilla estaba prevista para colocar lanzabombas o aparatos fotográficos. Amplias puertas de acceso permitían el movimiento de camillas. El avión podía realizar cualquier cometido imaginable en tierras de ultramar.
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Ecosistemas: 1913-1939 Aviación colonial, I