Destructor de tanques iraquíes en la guerra del Golfo

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Un Fairchild Republic A-10 Thunderbolt II de la FA de los EEUU, pintado con el camuflaje “bosque europeo» como los primeros aviones enviados a Arabia Saudí (1990).

 

En un informe sobre el armamento usado en la Primera Guerra del Golfo publicado en 1996, el GAO (General Account Office, el organismo encargado de fiscalizar el gasto de dinero público en Estados Unidos) criticó abiertamente la relación coste-beneficio del Lockheed F-117 Night Hawk. El GAO rebajó sustancialmente muchas de las performances atribuídas al carísimo aparato, especialmente su porcentaje de blancos exitosos y su capacidad de funcionar en condiciones meteorológicas desfavorables[1]. Su informe termina diciendo “es inexacto calificar los aparatos más caros [como] más fiables que los de menor coste”, con gran escándalo del portavoz oficioso del complejo militar-industrial norteamericano, Defense News.

El Fairchild Republic A-10 Thunderbolt II (Rayo) es un sucesor lejano del Stuka y el Stormovik, y como ellos un avión relativamente sencillo y barato diseñado para volar bajo, lejos de la alta atmósfera donde se mueven los aviones más caros. Era a este avión al que se refería el informe del GAO con su alusión a la eficacia de los aviones “de menor coste”.

El F-117, el famoso bombardero invisible, resultó ser un avión muy caro y casi inútil para las nuevas guerras neocoloniales que los Estados unidos abordaron tras el fin de la guerra fría. El Thunderbolt II, por el contrario, se reveló como el avión perfecto para esta clase de guerra. En 2012 cumplirá 40 años desde su primer vuelo, y los militares norteamericanos todavía no tienen un sustituto para él. Fue diseñado a finales de la década de 1960 para sustituir al Douglas Skyraider, que estaba demostrando su gran utilidad en Vietnam. La guerra acabó justo cuando entraba en servicio, y pasó los siguientes años en Europa, catalogado como avión anti-tanque, encargado de detener a los carros blindados soviéticos en la gran llanura europea. En 1990 fue enviado a Arabia Saudí, todavía con el camuflaje «bosque europeo».

En la Primer Guerra del Golfo realizó millares de salidas, a razón de dos o tres misiones cada 24 horas, y destruyó gran cantidad de tanques iraquíes. Más adelante participó en la guerra de Kosovo de 1999, donde supuestamente dió buena cuenta de las formaciones de carros blindados serbios. Regresó a Irak en 2003, y también estuvo en Afganistán, y después en Libia.

Según la publicidad del avión, está diseñado para cernerse sobre el terreno como un ave rapaz, elegir un blanco, picar sobre el infortunado y ultimarlo con su potente cañón o con algún elemento de las más de siete toneladas de misiles, bombas y similares que puede llevar sujetas en la parte inferior de las alas. El cañón ocupa la mayor parte del morro, es comparado invariablemente en tamaño con el de un coche Wolkswagen y dispone de bastante más de mil proyectiles del tamaño del mando a distancia de un televisor, construídos en buena parte con uranio empobrecido. Esta sustancia se usa por su enorme densidad, mayor que la del plomo, y es un subproducto de la industria nuclear: es lo que queda cuando se extrae del mineral de base el uranio enriquecido que alimentará las centrales eléctricas nucleares. La munición puede salir del cañón con una cadencia muy rápida. Las descripciones técnicas del cañón y de su potencia de fuego rozan la pornografía.

[1] BELL, R.: La guerra del Golfo, un farol tecnológico. Mundo Científico (ene 1997)

 

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