La Castilla carreterista, tal como figura en las guardas del libro de Anselmo Carretero Jiménez La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos, de 1977.
Cantabria y parte de Castilla-La Mancha son parte de la misma nación. Se trata de la Castilla carreterista, invención de Luis Carretero Nieva y de su hijo Anselmo Carretero Jiménez. La Castilla carreterista tiene la forma de una letra lambda, o una y griega al revés. El palo largo va desde Santander hasta Cuenca, pasando por Burgos, Logroño, Soria y Guadalajara. El palo corto consiste en Segovia y Ávila. Esta Castilla fetén deja a dos naciones extrañas, el Reino de León y el Reino de Toledo, que con su pan se lo coman.
Como la Vizcaya de Sabino Arana, está basada en una idea mítica, que en vez de ser la raza es, de manera mucho más razonable, la existencia de Comunidades de Villa y Tierra súperdemocráticas como forma de gobierno y organización de las gentes que allí vivían. Igual que todos los países del mundo pueden presentar a un inventor del submarino, todos ellos pueden alardear de alguna forma de gobierno verdaderamente democrática y muy, muy antigua.
Lo más interesante es que el carreterismo gozó en los años de la Transición de cierta popularidad en Burgos (molesto por la adjudicación de la capitalidad castellanoleonesa a Valladolid), Segovia (que porfió durante un tiempo por una autonomía sólo para su provincia) y en Guadalajara, para quienes La Mancha queda bastante lejos. Se escribieron libros, se publicaron mapas y se crearon algunas organizaciones políticas para apoyar la idea de una Castilla pura, sin aditivos, montañosa y neta. Todavía hoy quedan algunos rescoldos de aquella alegría.
Asuntos: Nacionalismo
Tochos: La Península mutante
