“Qué lástima, no puede pasar de los 260 km por hora”

Un Farman (SNCAC) NC.223.3 (primer vuelo: enero de 1938) de la Armée de l’Air de l’Armistice (como señalan los vivos colores pintados en los motores y derivas) en el África del norte francesa, 1941.

El STAé (Service Technique de l’Aéronautique, la organización de I+D en materia de aviación del estado francés) buscaba el sucesor del LéO 206, un bimotor biplano de seis toneladas que era por entonces el bombardero francés de referencia (1) y pidió en 1929 un BN.5 (bombardero nocturno de cinco tripulantes). Farman respondió con un avión enorme, de 16 toneladas y cuatrimotor, con los motores en tándem bajo las alas, sujetos por un bosque de largueros. Todo aquello parecía bastante anticuado, pero se fabricaron sucesivas versiones que equiparon en corto número las unidades de bombardeo de la Armée de l’Air (creada oficialmente en julio de 1934).

A lo largo de la década de 1930, Farman siguió construyendo versiones y más versiones de su enorme avión, cada vez más alejado de la modernidad aeronáutica. Como decía un periódico francés, “Poseemos un tipo de bombardero pesado, el Farman 221, que no tiene igual en el extranjero y que puede transportar hasta 2.500 kilos de bombas. Con su potente armamento, es una verdadera fortaleza volante. Hélas, il ne fait que du 260 à l’heure!”(2)

El Farman 220 hacía buen papel como carguero (podía llevar cinco toneladas a 7.000 metros de altura) y como avión de línea en rutas muy largas (Air France lo usó en su obsesiva ruta de América del Sur) pero como bombardero resultaba muy lento, aunque la prensa de la época publicaba a veces esperanzadoras noticias sobre versiones con «más caballos, más compresión» (como decía L’Intransigéant) que podrían alcanzar los 300 km/h.

En 1939 las dos docenas de Farman 220/221/222 que equipaban la unidad de bombardeo pesado de la Armée de l’Air comenzaron soltando folletos sobre Alemania y más tarde hicieron algunos ataques cruentos. Tras el armisticio, fueron enviadas a las colonias. Las unidades enviadas a África del N., Levante (Siria) e Indochina fueron útiles como cargueros coloniales. El F.220 muestra claramente que la aviación militar francesa no estaba por la labor de la aviación estratégica y se estaba quedando muy atrás de las restantes potencias potencias aeronáuticas, hasta que, a finales de la década de 1930, intentó recuperar el terreno perdido en una carrera desesperada que fracasó.

1- “Les très gros porteurs Farman” – Aviation Magazine, 1 de noviembre de 1969.
2- Marianne, 23 de marzo de 1938.

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