El único ejemplar del Bloch MB 162, que voló por vez primera el 1 de junio de 1940
El Programa A20 de enero de 1937, justo cuando la guerra civil española se convirtió en prolongada por la incapacidad de las fuerzas nacionales para tomar Madrid, solicitó a los constructores franceses un bombardero pesado con una tripulación de cinco puestos. Bloch utilizó en parte la experiencia del correo colonial de larga distancia MB-160. A finales de noviembre de 1938, pocas semanas después de la crisis de Múnich, una maqueta grandeur nature fue expuesta en la Exposición Aérea de París.
Una fotografía de esta maqueta fue publicada por L’Humanité (3 de enero de 1939), órgano del Partido Comunista Francés, ilustrando un breve artículo titulado “Algunos bombarderos modernos de las fábricas nacionalizadas”, que comienza alentadoramente diciendo que, si bien el material aéreo militar francés es “quelque peu demodée”, por el contrario sus prototipos están al nivel de los mejor de la producción extranjera. El Bloch 162, con sus 475 km/h de velocidad máxima, es uno de ellos. (Otro es el SNCAC 2233, que no era más que el vetusto Farman 220 remozado). Entonces, se pregunta el redactor, por qué no reemplazar a toda prisa el material obsoleto que puebla las escuadrillas con estos estupendos modelos? La respuesta es que el desarrollo de los prototipos es demasiado lenta, por culpa “de la desorganización sistemática seguida por ciertas direcciones de fábricas” y sobre todo por la política de despidos de especialistas, que no se ven reemplazados y por la política de negarse a contratar a más especialistas y técnicos. Para L’Humanité, la carrera cada vez más angustiosa para modernizar la aviación francesa fracasaba por el mal inherente al capitalismo, el maltrato de la mano de obra, que afectaba incluso a una industria nacionalizada.
Los trabajos de construcción del prototipo del Modelo 162 siguieron en la fábrica de Courbevoie, la céntrica fábrica de Marcel Bloch en París, a solo cuatro kilómetros de distancia del Arco de Triunfo, en uno de los meandros del Sena. El montaje terminó en Villacoublay, a 15 km de distancia por carretera hacia el sur, donde estaban las instalaciones del Centre d’essais du matériel aérien (CEMA), en la primavera de 1940. Por fin, el avión levantó el vuelo el 1 de junio de 1940, el mismo día en que la evacuación de Dunkerke se dio por terminada y tres semanas antes del Armisticio de Rhetondes. De Villacoublay el avión fue enviado (se supone que en vuelo) a Burdeos, 600 kilómetros al sureste, capital provisional de Francia y sede del último gobierno de la Tercera República. Burdeos estaba repleta de refugiados y la confusión era completa.
El 16 de junio el Gobierno francés dimitió, Paul Reynaud dejó el cargo y el mariscal Pétain fue nombrado Jefe del que será llamado Estado Francés. El 27 de junio los alemanes llegaron a Burdeos y se tropezaron con el MB-162, olvidado e intacto en el aeródromo de Mérignac, actual Aeropuerto internacional de la ciudad. La firma Focke-Wulf se quedó el aparato, estilizado y muy alejado de las “líneas Maginots volantes” que habían dominado el panorama de los grandes aviones de guerra franceses hasta entonces. Fue enviado a Finow, 1.200 km hacia el noreste, cerca de la actual frontera con Polonia. Desde allí la oscuridad se cierne sobre este avión. Parece ser que fue objeto de varios ensayos y que participó en alguna misión encubierta por cuenta de la unidad que se encargaba de sacar partido de los grandes aviones aliados capturados. En junio de 1944 se pierde su pista por completo. No obstante, resurgió como su avatar civil el Bloch Languedoc.
Ecosistemas: 1939-1945 Segunda Guerra Mundial
Asuntos: Bombarderos
Tochos: Los aviones del terror