El Yermolaev Yer-2, con su cabina de pilotaje asimétrica.
El modo de empleo del Yermolaev Yer-2 consistía en volar muy rápido (algo más de 400 km/h) a lo largo de 5.000 km o más para soltar una carga de bombas de varias toneladas. Hay que tener en cuenta que, hasta el ataque alemán de junio de 1941, el enemigo más probable de la Unión Soviética eran Francia (hasta junio de 1940) y Gran Bretaña. El Yer-2 podía, en teoría, bombardear Londres o bien la capital de su colonia de facto iraquí, Bagdad y la verdad es que hay casi exactamente 2.500 km de distancia desde Moscú a cada una de estas dos ciudades. El aspecto aguzado y aerodinámico revela la mano de su creador, Roberto Bartini, que diseñó el avión de pasajeros Stahl-7 en el que se basa el bombardero.
Justo cuando el prometedor avión de línea iniciaba sus pruebas, en 1938, Bartini fue encarcelado bajo la acusación de ser un agente troskista y al mismo tiempo un espía de Mussolini. Esta última acusación estaba justificada. A diferencia de la habitual de espionaje para Japón, aplicada a personas que no habían tenido el menor contacto con el imperio del sol naciente en toda su vida, Bartini había vivido en Italia, y había salido de este país en 1923 cuando el fascismo tomó el poder.
El Stahl-7 era un avión de récord, muy rápido y con una enorme autonomía, e inevitablemente surgió la idea de convertirlo en bombardero. El segundo de Bartini, V. G. Yermolaev, asumió el proyecto. Stalin, que al parecer era un verdadero fanático de la aviación aunque no le gustaba nada volar, lo convocó al Kremlin y allí, pipa en ristre, se hizo oficial el programa del bombardero rápido y y estratégico Yer-2.
El avión de base Stahl-7 estaba repleto de innovaciones y tal vez la más interesante era su fusión de fuselaje de base plana y alas en forma de ala de gaviota, que proporcionaban una amplia superficie de sustentación sin comprometer la aerodinámica. Esta era una de las razones por las que el Yer-2 era tan veloz, tenía tan largo radio de acción y, cosa interesante para un bombardero, podía llevar una carga de bombas muy pesada. La peculiar forma de las alas y del fuselaje también proporcionaba un notable efecto suelo que facilitaba el despegue con cargas pesadas y también el aterrizaje.
El prometedor Yer-2 habría dado a la Unión Soviética un arma estratégica muy potente. En ese momento tal papel estaba representado por el incipiente Petlyakov TB-7 (Pe-8) y por el Iliuschin DB-3 y su sucesor DB-4. El Pe-8 era un enorme cuatrimotor muy engorroso de fabricar y mantener, y los dos modelos de Iliuschin no tenían ni la velocidad ni el alcance del avión de Bartini y Yermolaev.
La esperanza de crear el ideal bomber soviético se estrelló por una exigua dotación de recursos al proyecto, una ingeniería de poca calidad y el problema crónico de los proyectos de aviones avanzados: la carencia de los motores adecuados, probados y de gran potencia, que necesitan para funcionar. Tras un primer vuelo el 14 de mayo de 1940, el Yer-2 se arrastró por una infinita serie de problemas técnicos en la factoría de Voronezh, de manera que cuando llegó el ataque alemán, solo unas pocas unidades habían sido entregadas a la fuerza aérea, y con prestaciones rebajadas sobre las optimistas expectativas iniciales. Metido de lleno en la Gran Guerra Patria, el Yer-2 intentó sin mucho éxito bombardear Berlín y participó en los agónicos intentos de detener al enemigo, en circunstancias en las que su gran autonomía no servía de nada.
La producción se trasladó al este, primero a Kazán (a 800 km) y luego a Irkutsk (a más de 4.000 km), (1) donde se fabricaron unos 400 ejemplares, que nunca tuvieron un encaje definido en la estructura de la fuerza aérea soviética, que por entonces no sabía muy bien qué hacer con su aviación de larga distancia o estratégica. La fabricación del muy superior Tupolev Tu-4 (Boeing B-29) acabó con el uso y desarrollo del Yer-2. Años después Roberto Bartini, ya fuera de prisión y rehabilitado, diseñó aviones y vehículos basados en el efecto suelo que podrían haber revolucionado el transporte de larga distancia, haciéndolo mucho más economizador de energía y más sostenible, veinte años antes de que se inventara el concepto (2).
1- Уголок неба, 2004: «Ермолаев Ер-2»
2- Sergej Težak (March 9th 2019). Red Wings Proposed by Robert Bartini for Sustainable Aviation, Environmental Impact of Aviation and Sustainable Solutions, Ramesh K. Agarwal, IntechOpen, DOI: 10.5772/intechopen.85032.
Ecosistemas: 1939-1945 Segunda Guerra Mundial
Asuntos: Bombarderos
Tochos: Los aviones del terror