Un Tupolev SB Katiuska de la aviación republicana en 1938.
El Tupolev SB fue el único bombardero del que la República dispuso en cantidad, con un total de 93 unidades. El siguiente en importancia fue el Potez 54, con sólo unos pocos ejemplares. Su capacidad de carga de bombas, de unos 600 kg, era entre la mitad y un tercio de la que tenían los bombarderos alemanes e italianos al servicio de los nacionales, que además cuadruplicaban por lo menos en número a la flota de bombardeos republicanos. En total, los franquistas disponían de entre ocho y diez veces más capacidad de bombardeo que los republicanos.
El gobierno republicano, que denunció repetidas veces los bombardeos terroristas (sobre la población civil) de la aviación nacional, no tenía ningún interés en usar los Katiuskas en cometidos similares. Aún así, es probable que el total de víctimas civiles en la zona nacional por bombardeos aéreos, en buena parte achacables al Tupolev SB, ascienda a un millar de muertos. La mayoría fueron acciones esporádicas con unos pocos aviones.
La única vez en que, al parecer, la aviación republicana bombardeó deliberadamente a la población civil fue el 6 de noviembre de 1938 en Cabra (Córdoba) donde los Katiuskas causaron un centenar de muertos, la mayoría civiles. Esta fue la única masacre de grado 3 que provocó la fuerza aérea de la República. Docenas de ciudades de la zona roja sufrieron ataques de esa magnitud, mientras que en Barcelona (17-18 de marzo de 1938) los bombarderos nacionales provocaron una matanza de grado 4, con más de un millar de muertos. El siguiente paso es el ataque de magnitud 5, como el que causó en Dresde o en Hamburgo decenas de millares de muertos. Hiroshima y Nagasaki pertenecen probablemente a la magnitud 6.
Los primeros SB llegaron a España en octubre de 1936, y siguieron llegando en pequeños envíos hasta el final de la guerra. El gobierno de Stalin los cobró largamente, con un precio por unidad que ascendía a la astronómica cifra de 100.000 dólares.
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