Una aviación nacional para Cataluña

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de Havilland Puss Moth con motor Gipsy de 135 HP, primer y casi único avión del Servei d’Aeronàutica de la Generalitat de Catalunya (SAG). Una de sus misiones principales fue el reconocimiento aéreo del territorio con vistas al establecimiento de una red de aeropuertos.

 

Cataluña siempre ha sido un mundo aparte, más civilizado que el resto de la península Ibérica, y esto también le ha ocurrido en materia aeronáutica. Desde los primeros tiempos, contó con numerosas asociaciones y clubes de aficionados a la aviación. El primero fue la Asociación de Locomoción Aérea, en 1908. Poco a poco, se fueron creando aeroclubes y la flota catalana de avionetas privadas se convirtió en la más numerosa del Estado. El aeropuerto de El Prat (La Volatería) fue durante algún tiempo la puerta de entrada de los aviones en la Península desde Europa. Desde Barcelona se podía viajar a Madrid y de ahí a Sevilla y el Protectorado, o a Lisboa, o bien seguir la costa mediterránea, con escalas en Alicante y Málaga, y saltar de ahí al Marruecos francés, como hacía la gran ruta de Latécoère.

La consolidación de una aviación catalana era uno más de los ladrillos utilizados en la construcción de una identidad nacional nítida para Cataluña. En 1931 llegó la gran oportunidad, cuando las Cortes de la República aprobaron el estatuto de autonomía para Cataluña y la Generalitat pudo dedicarse a formar un gobierno y una Administración con todas las características de las que tendría un Estado. En 1931 se organizó una línea aérea entre Barcelona y Andorra. Por falta de terreno adecuado en el principado, el avión, un Farman de cuatro plazas, debía utilizar un campo de aviación en la Seo de Urgel. La muerte súbita del empresario abortó el proyecto. L’Escola d’Aviació de Barcelona era probablemente la mejor (y casi la única) institución civil de enseñanza aeronáutica de España, y se atrevió a dar el título de piloto a una mujer. Nuevamente, aquello era la primera vez que se hacía en Rspaña.

En 1933 se creaba el Servei d’Aeronàutica de la Generalitat, que comenzó a funcionar al año siguiente. Apenas duró unos meses, pues fue suprimido como toda la Generalitat tras los sucesos de octubre, que en Barcelona fueron incruentos. Vuelto a constituir en marzo de 1936, tras la victoria del Frente Popular, de nuevo la desdichada institución duró tan solo unos meses en activo, durante los cuales elaboró rosados proyectos de aeropuertos de diseño (diseny), escuelas civiles y dotación de aviones. El proyecto principal era una red (xarxa) de aeropuertos repartidos por toda Cataluña para facilitar el turismo y las comunicaciones. Los edificios de servicio de estos aeropuertos serían diseñados por el GATCPAC (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània), un influyente grupo de arquitectos y urbanistas ultramodernos. Luego el Servei fue engullido por la guerra, los aero clubes militarizados y su personal enviado al frente de Aragón, donde algunos recalaron en el famoso aeródromo anarquista de Sariñena.

 

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