Uno de los tres Farman F.60 Goliath comprados por la Aviación Militar, con los que se formó una Escuadrilla de Bombardeo Pesado en Tablada (Sevilla), a unos 300 km de sus objetivos en el norte de Marruecos. El avión se utilizó para bombardear a los rifeños con gas y también para transportar a la Península ricas vajillas cinceladas marroquíes adquiridas por los oficiales.
“Al fin va a realizarse el sueño, con la alegría que domina al enamorado cuando va en busca de la prometida largo tiempo deseada, con el ansia de la madre que va a reunirse con la hija ausente; van a unirse dos civilizaciones para siempre, nada le importa a la Excelsa Matrona que ha dado vida a puñados de naciones, la sangre que generosa dedicará a engrandecer una más, que será por la proximidad La Predilecta.”
Aunque usted no lo crea, en estos términos describió los preparativos del desembarco de Alhucemas el corresponsal de guerra Párvulo. Su artículo se publicó en La Correspondencia Militar el mismo día del asalto, el 8 de septiembre de 1925.
Alhucemas fue uno de los mayores desembarcos militares del siglo, después de Gallipolli y antes de Normandía. Una gran flota conjunta hispano francesa, casi dos centenares de aviones y decenas de miles de soldados se unieron para atacar la República o Imperio del Rif, que tenía algunos millares de soldados no profesionales, ningún barco, ningún avión y unos pocos cañones. Los Goliath que participaron en el desembarco pertenecían a la Aeronáutica Naval Francesa.
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