Martinsyde F.4 Buzzard de la Aviación del Ejército en Marruecos, comienzo de la década de 1920.
En previsión de que Abdelkrim consiguiera aviones de bombardeo, el alto comisario general Berenguer solicitó una escuadrilla de caza en Melilla, objetivo más probable de los aviones rifeños que llegaran a existir. En aquellos tiempos la aviación militar española no tenía ninguna experiencia en la aviación de caza. No obstante, el Servicio aéreo del Ejército de África se curó en salud haciendo traer de la península una escuadrilla de cazas Martinsyde: nada superaba a la horrible visión de un avión utilizado por una raza considerada inferior bombardeando una ciudad española.Se habían comprado en 1921 una decena de Spad XIII excedentes de guerra, y se los utilizó para las prácticas de la primera generación de pilotos de aviones de caza, con doctrina británica transmitida por el famoso Infante de Orléans, que había hecho un curso en ese país.
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