Un Aero L-39 Albatros de la fuerza aérea siria armado con un cañón y lanzacohetes, a finales de 2012
La fuerza aérea siria tardó casi un año en utilizar aviones de ala fija contra los rebeldes. En la primera fase de la guerra (desde marzo de 2011) los helicópteros se usaron mucho en lo que parecían operaciones policiales a gran escala contra los insurgentes, que parecían ser grupos asociados a la primavera árabe ansiosos de democracia y derechos civiles. En el verano de 2012 todas las restricciones aéreas desaparecieron, y los Aero L-39 Albatros de la fuerza aérea siria comenzaron a ser usados de manera intensiva contra las fuerzas rebeldes en Alepo.
Desde entonces este avión checo parece haber sido el principal aparato usado en los bombardeos del Gobierno. Se ha informado incluso de la captura de algunas unidades por el Ejército Libre Sirio, aunque parece ser que no han conseguido poner en marcha todavía su propia fuerza aérea. Parece ser que el Gobierno sirio está usando contra sus enemigos los aviones más pesados de su inventario, como el MiG-23, MiG-29 o Sujoi Su-24 de manera más limitada, lo que se explicaría por la poca adecuación de estos aviones supersónicos a una guerra que se libra calle por calle, literalmente, en muchas ocasiones. Los L-39, usados en ataque en picado, pueden proporcionar al menos cierto grado de precisión. Innecesario es decir que ha habido infinidad de bajas de civiles no combatientes, mujeres, niños y ancianos, en estos ataques.
En 2014 la situación cambió por la irrupción del llamado Estado Islámico en Siria y en Irak. A finales de ese año las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, Francia y Reino Unido comenzaron a bombardear a su vez a las fuerzas del Estado Islámico tanto en Siria como en Iraq, siguiendo la tradición de control aéreo comenzada por los británicos y los franceses en esas mismas tierras hace casi un siglo.
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