Un Sujoi Su-25 Gratch (Grajo) de la aviación militar soviética en Afganistán a mediados de la década de 1980.
A lo largo de la década de 1960 los militares sovieticos se dieron cuenta de que llevaban décadas metidos en ensoñaciones sobre bombarderos intercontinentales y jets trisónicos, pero que no tenían ni un solo avión de ataque a tierra decente. No obstante la URSS había fabricado en tiempos en reputado mejor de todos ellos, el Il-2 Shturmovik. El Su-25 llenó este vacío, siendo diseñado y desarrollado a lo largo de la década de 1970.
Los Su-25 comenzaron a operar en Afganistán en 1981, dos años después de la invasión soviética. A partir de entonces, hicieron millares de salidas contra los mujaidines afganos, armados con la enorme cantidad de cohetes y bombas que se podían acoplar en los soportes bajo las alas. Su némesis fueron los misiles portátiles tierra-aire, como el Stinger, que los Estados Unidos repartían en abundancia entre los insurgentes afganos. El avión fue modificado para enfrentarse a esta amenaza reforzando el blindaje de los motores y aumentando la dotación de señuelos antimisiles.
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