Un grupo de danzantes de lo que parece una versión de la ezpatadantza (danza de las espadas), foto (probablemente de la década de 1930) publicada en el volumen dedicado a Vizacaya de la serie España en paz (1964). El franquismo abominaba del separatismo vasco, pero seguía considerando a la raza vasca, incluyendo Navarra, como la variedad humana de mejor calidad de la nación. Todo este asunto de las danzas varoniles y guerreras vascas parece ser que fue un invento de Sabino Arana, que la vio representar por primera vez en Durango en 1886 y la convirtió en poco menos que la danza oficial del nacionalismo vasco, por su carácter «viril y majestuoso» (1). Así que en en 1932 se creó la Bizkaiko Ezpatadantzari Batza, o Asociación de Ezpatadantzaris de Vizcaya, y se crearon cientos de agrupaciones que a veces hacían grandes interpretaciones colectivas (la foto de arriba es probablemente de una de ellas). El franquismo enfocó el asunto como el compartimento provincial vizcaíno del rico acervo folklórico español, en teoría en manos de la Sección Femenina, el Frente de Juventudes y Educación y Descanso, aunque en Vizcaya también había muchos grupos no oficiales. Más curiosa es la relación que se estableció entre la ezpata-dantza y el lema de la Legión española, ¡Viva la Muerte!, creada por don Darío de Areitio en base a elucubraciones sobre el remoto origen de esta danza en las guerras de los vascones contra los romanos en Cantabria, interpretándola como un homenaje ritual a los guerreros muertos en combate (1).
1- Auñamendi Eusko Entziklopedia, «Ezpata-dantza»
2- Vizcaya. España en Paz. Publicaciones españolas, Madrid, 1964.
Asuntos: Folklore
Tochos: El museo del franquismo