El primer jet nacional

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Hispano Aviación HA-200 Saeta empleado en 1956 para promoción de ventas en una gira por Alemania, Austria y Suiza.

 

Fue el mismo Wilhem Messerschmitt quien dirigió el diseño del Saeta, basado en su anterior trabajo para la Hispano Aviación, el HA-100 Triana. La relación entre el diseñador y la empresa era estrecha, pues ésta tenía como principal actividad la fabricación en serie del Messerschmitt Me-109 con licencia. El primer prototipo del HA-200 voló en agosto de 1955. El verano de 1955 resultó «especialmente tranquilo» [1]; el Caudillo repartió sus largas vacaciones veraniegas entre San Sebastián y el Pazo de Meirás y tuvo tiempo de inaugurar un monumento al Cid Campeador en Burgos.

Dos años después del fin oficial de las cartillas de racionamiento, la dictadura de Franco parecía sólida como una roca, afianzada por los recientes acuerdos hispano-norteamericanos. El general había abandonado la retórica fascista casi por completo y lanzaba mensajes en los que definía su Régimen simplemente como ultra-estable y ultra-duradero: «La salida del Movimiento nacional es el mismo Movimiento nacional» (Mensaje de fin de año de 1954) o, más llanamente, «por lo vitalicio de mi magistratura, es de esperar nos queden muchos años por delante» (artículo en Arriba, 23 de febrero de 1955). Sobre esta berroqueña base política, el Régimen saludó el primer vuelo del primer jet de fabricación nacional como la demostración de que España, sin meterse para nada en democracias, había tomado el sendero del progreso.

Una vez dejado eso bien claro con el vuelo del Saeta aquel agosto sevillano, el desarrollo industrial del avión avanzó con gran lentitud durante los siguientes diez años. Las perspectivas rosadas de 1955 parecieron apagarse poco a poco. En 1959, La Hispano Aviación comenzó a fabricar electrodomésticos [2]. Las entregas del avión no se completaron hasta 1965. Para 1967, el gobierno español continuaba adquiriendo versiones ligeramente mejoradas para el Ejército del Aire, pero más por patriotismo hispano que por criterios técnicos. El avión, por ejemplo, carecía de asiento eyectable, algo inaceptable en un reactor moderno de la época.

Por entonces, la industria aeronáutica española ya se estaba despidiendo para siempre de los últimos ecos de la tecnología aérea del Tercer Reich Alemán y comenzaba a conseguir contratos de fabricación de partes de reactores de pasajeros con Boeing, fiando en la gran experiencia adquirida en la reparación y mantenimiento de innumerables aviones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

El gobierno egipcio, ansioso de independencia tecnológica, adquirió varios ejemplares del Saeta y una licencia de fabricación. Otras ventas no llegaron a materializarse, a pesar de los heroicos esfuerzos de promoción de los pilotos españoles, que han dejado muchas anécdotas para la historia del complejo de inferioridad tecnológico celtíbero en Europa Occidental.

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(1) Ricardo de la Cierva: Francisco Franco: Un siglo de España (1973)

(2) Instituto Nacional de Industria: Resumen sobre finalidades y actuación hasta el 31 de diciembre de 1960 (1962)

 

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