El primer prototipo del Junkers Ju-89, que voló por primera vez en abril de 1937.
El 3 de junio de 1936 puede ser considerado uno de los grandes point tournants de la historia, cuando el Heinkel 70 Blitz en el que viajaba el general Walther Wever, jefe supremo de la Luftwaffe por entonces, se estrelló en Dresde, a donde el general volaba para dar una conferencia, y ejemplo horrendo de los estragos que podían hacer los grandes bombarderos, nueve años después. Wever era douhetiano, creyente en la doctrina del bombardeo estratégico, haciendo trío con Hugh Trenchard en el Imperio británico y con Billy Mitchell en los Estados Unidos. Tras su muerte, tomaron el mando del Ejército del Aire alemán hombres que preferían aviones más pequeños en mayor cantidad, aptos para el bombardeo táctico a corta distancia. Según esta historia paralela, de haber seguido con vida Wever, la fuerza de bombardeo alemana habría atacado Londres en el verano de 1940 con una nutrida flota de cuatrimotores pesados, que habrían aplastado la resistencia británica e incluso ganado la guerra para el Tercer Imperio alemán.
El argumento tiene muchos fallos, por ejemplo no contar con que los cazas de la RAF también podrían haber derribado a los bombarderos pesados como derribaron a los Heinkel He-111, o que la población civil londinense podría haber soportado un bombardeo mucho más devastador que el que sufrió. Pero parece ser que lo que de verdad ocurrió es que el complejo militar-industrial alemán no estaba preparado para fabricar y poner en operación decenas de miles de cuatrimotores de bombardeo, como sí lo hicieron británicos y norteamericanos. Un solo Ju-89 necesitaba tanto duraluminio como dos o tres He-111, y la doctrina de guerra alemana no tenía sitio para prolongadas campañas de bombardeo estratégico. Pocas semanas después de su primer vuelo, el programa del Ju-89 fue cancelado. El avión era grande y potente, capaz de llevar dos toneladas de bombas a 3.000 km de distancia a casi 400 km/h. Los ingenieros de la casa Junkers usaron mucho la experiencia del bimotor Ju-86, que por entonces era probado sin mucho éxito en la guerra de España. El último prototipo del Ju-89 fue convertido en el primer Ju-90, un apreciable avión civil de larga distancia, que después produjo el impresionante Ju-290.
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