Un PWS-10 de la aviación nacional en 1937. A pesar de su fiero aspecto, no podía enfrentarse a ninguno de los cazas que por entonces actuaban en la guerra de España
Los PWS-10 fueron el resultado de una de las pocas incursiones que hicieron los nacionalistas en el mercado internacional de armas. El vendedor era Polonia, país católico y con un gobierno autoritario por aquellas fechas, por lo que acogió con cordialidad a los enviados de los militares facciosos.
15 aparatos llegaron a España a finales de 1936, pero con la llegada en masa de material aéreo mucho más mortífero de Alemania e Italia, su papel en el ecosistema aéreo nacional, tras algún ensayo de usarlos como cazas, se limitó a servir en las escuelas de entrenamiento de pilotos. Se organizaron escuelas en varias ciudades de la zona nacional, y también se enviaron más tarde alumnos a Italia y a Alemania a aprender el oficio de aviador. Los aspirantes eran jóvenes de buena familia con estudios.
La primera escuela se organizó tomando como base el AeroClub de Sevilla y unas cuantas avionetas de Havilland Moth. A comienzos de 1937 llegó una remesa de avionetas Bûcker alemanas que salvó la situación (1). Poco a poco se fue complicando la enseñanza, con cursos de tripulantes de aviones pesados, de jefes de aeródromos, de mecánicos, de especialidades como las radiotransmisiones, etc. Los destinados a pilotos de más alto nivel pasaban por la llamada escuela de transformación, donde utilizaban los PWS-10 para entrenamiento avanzado. Los nuevos aviadores recibían la graduación de alférez y, de los que sobrevivieron a la guerra, bastantes de ellos tuvieron años después un buen futuro profesional civil en la compañía Iberia.
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(1) Jesús Salas Larrazábal: La formación del personal de aviación durante la Guerra de Liberación. Revista de Aeronáutica y Astronáutica, nºs 400, 401 y 402, marzo-mayo (1974)