Un DC-4 de TWA a finales de la década de 1940. Iberia consiguió sus primeros DC-4 en 1946, y el 22 de septiembre de ese año se realizó el primer y mítico vuelo Madrid – Buenos Aires, 30 horas en total y escalas en Dajla (Villa Cisneros por entonces), Natal, Río de Janeiro y Montevideo.
El lema del noticiario cinematográfico oficial, NODO (“El mundo entero al alcance de todos los españoles”) se cumplió el tres de mayo de 1946, cuando aterrizó en Barajas un DC-4 de TWA procedente de Nueva York. El viaje había durado poco más de 25 horas. Dos años después, con el más moderno SuperConstellation, TWA ofrecía la misma ruta en 21 horas, y además vuelos a Roma y Argel. Pronto se pudo volar a El Cairo y Bombay. Iberia extendía voluntariosamente sus rutas por Europa y América, y en 1946 inauguró la vital ruta Madrid – Buenos Aires, donde Juan Domingo Perón era el principal de los pocos defensores internacionales del Régimen. Pero TWA ofrecía una red internacional sin parangón en aquella época.
1946 fue tal vez el año en que el franquismo se sintió más en peligro. La ONU condenó públicamente al único régimen en el mundo heredero del Eje y recomendó la retirada de embajadores. Franco contraatacó con el arma más eficaz y sencilla de que disponía, el nacionalismo, convocando una gran manifestación en la Plaza de Oriente. Aunque era una más de las manifestaciones de adhesión al Caudillo que se repetían regularmente en la misma plaza y en todas las plazas principales de España, esta tuvo gran éxito, tal vez debido al gracejo de una pancarta: “Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS”.
En 1946 operaban ya en Barajas muchas compañías internacionales, como KLM, BEA, Air France y Aer Lingus. Pero pronto llegó una gran ducha fría cuando la OACI (Organización Internacional de la Aviación Civil) firmó un convenio de adhesión a la ONU que incluía como contrapartida la expulsión de España de la organización.
El aterrizaje del DC-4 de TWA resultaba pues muy importante políticamente para el Régimen. TWA era junto con PanAm la aerolínea “oficial” de los Estados Unidos. La compañía planteó su presencia en España como una embajada oficiosa. El 12 de octubre de 1950 publicó un anuncio a toda plana en el que comparaba las carabelas de Colón con sus modernos Skyliners. El año siguiente celebró su quinto cumpleaños en España recordando como sus “cómodos y lujosos” aviones contribuían a “estrechar los lazos de amistad entre España y Estados Unidos”. Para entonces faltaba poco para la firma de los acuerdos España -EEUU. En 1961 TWA pudo anunciar con orgullo que sus Boeing 707 volaban la ruta Madrid – Nueva York en apenas seis horas. Para entonces ya había decenas de miles de norteamericanos, militares y civiles, viviendo en España por cuenta del gobierno norteamericano.
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