Primer prototipo del Me-109 (más correctamente Bf-109), septiembre de 1935
En marzo de 1935, el gobierno alemán declaró el tratado de Versalles sin fuerza legal y anunció la instauración del servicio militar obligatorio. Fue el pistoletazo de salida oficial de la carrera de armamentos que todos los países europeos estaban llevando a cabo o que estaban a punto de comenzar. Pocas semanas después Goering contraía matrimonio con la actriz Emmy Sonnemann, revestido de gran uniforme de general de aviación. Estos dos hechos luctuosos anunciaban la creación oficial del Ejército del Aire (Luftwaffe), que pronto inició una expansión acelerada que le convertiría en el arma de destrucción masiva por excelencia del Tercer Imperio Alemán, y por ende en la principal amenaza que pudo esgrimir Hitler en la crisis de Munich tres años después.
El Me-109 o Bf-109 voló por primera vez en septiembre de 1935. Al igual que el Hurricane británico, el Ejército del Aire necesitaba un avión de guerra compacto y moderno de nueva generación, lo que significaba monoplano y lo más rápido posible. Las factorías se pusieron a trabajar mucho antes de la derogación oficial y unilateral de Tratado de Versalles en 1935, y la casa Messerschmitt, ubicada en Baviera, pudo presentar su producto ese mismo año. El avión fue destinado en principio a la propaganda, en pugna directa con el Hurricane. Si éste había conseguido una asombrosa velocidad en el trayecto Londres -Glasgow, pronto el Me-109 obtuvo el récord absoluto de volocidad –más de 700 km/h–. Al igual que el Zero ReiSen japonés, pronto entró en la caldera ideológica popular como el arma que llevaría Alemania a la victoria: más rápido y mejor armado que ningún avión que se le pudiera enfrentar en el mundo.
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