El Fokker F.VII que utilizó el barón Louis de Rothschild para sus vacaciones en el Serengueti, enero de 1930. El avión pertenecía a la flota de la aerolínea suiza Ad Astra Aero.
A finales de 1929 el barón Louis de Rothschild contactó con Walter Mittelholzer, de la compañía suiza Ad Astra Aero, acerca de la posibilidad de volar hacia el Kilimanjaro para una expedición de caza. Mittelholzer accedió sin dudar, entre otras razones porque en aquella época el invierno interrumpía seriamente las operaciones de la aerolíneas en Europa. Fue un safari aéreo de gran estilo, que requirió una profusa organización y la instalación de un campo de aviación a unos 240 km al SO de Nairobi. Desde allí, se hicieron catorce vuelos sobre el Serengueti, el Monte Kenya y el Kilimanjaro. Mittelholzer publicó una narración de la expedición en el libro Kilimandjaroflug.
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