«No dejar descansar al rifeño ni a su familia»

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De Havilland DH.4 de la aviación del Ejército de África, a comienzos de la década de 1920.

 

El 20 de enero de 1922 la aviación del Ejército de África bombardeó el zoco de Bu-Hermana, a medio camino entre Melilla y la Bahía de Alhucemas, muy cerca de la costa. Los de Havilland DH.4 “Rolls” de la escuadrilla expedicionaria de Melilla despegaron del aéródromo a las diez de la mañana y se internaron en el mar. Tras un tiempo, viraron hacia el sur y enfilaron su objetivo. Volando a baja altura y con los motores silenciados, al mínimo de revoluciones, aparecieron sobre el zoco por sorpresa. El mercado estaba en su apogeo, atestado de hombres, mujeres, niños, ganados y mercancías.

Entonces, “Como flechas de emoción y de tragedia, uno tras otro, cada aparato lanza dos bombas, que explotan en el centro del mercado, donde se produce una pavorosa desolación. En un instante todo queda cubierto de negro y denso humo; […] los cabileños, las vacas, caballos, borregos, gallinas, todo lo que resta con vida, corre y vuela huyendo en encontradas direcciones; muchos caen lesionados por los barrancos. Los aviones, siempre uno tras otro, siguiendo al jefe, continúan insistentes su vuelo en círculo sobre el objetivo, lanzando nuevas bombas; cuando éstas se terminan emplean las ametralladoras. El total de bajas producidas ascendió a 260 entre muertos y heridos (1)”.

Según José Gomá, que es el que describe así la masacre, el ataque fue cuidadosamente planificado y se repitió con frecuencia sobre objetivos similares. El objetivo declarado era «no dejar descansar al rifeño ni a su familia».

Poco después, la revista profesional Flight advertía: “Los mercados moros al aire libre proporcionan excelentes blancos (2)”. Las descripciones de los bombardeos se podían leer regularmente en la prensa. Este ataque se hizo en enero de 1925: “La aparición inesperada de los aviones cuando más concurrido estaba el zoco produjo un pánico indescriptible, huyendo los indígenas a la desbandada perseguidos por las bombas de los primeros aparatos que llegaron. Los otros recorrieron los barrancos próximos, ametrallando a los cabileños, así como a los ganados, que fueron destrozados materialmente (3)”.

 

(1) José Gomá Orduña, Historia de la aeronáutica española (1951)
(2) Flight, 20 de abril de 1922.
(3) “Bombardeo de Zocos”. ABC, 15 de enero de 1925.

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Un comentario en ««No dejar descansar al rifeño ni a su familia»»

  1. Como buen amante del mundo militar me ha gustado mucho este artículo. Tengo alguna replica en miniatura del ejército del aire. Un saludo!

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