El mismo diseño general que el 707 de 1954, pero muy cambiado por dentro
El 787 es el último fruto de más de sesenta años de evolución del reactor de pasajeros, que comenzó a mediados de la década de 1950 con el Boeing 707. El diseño general no ha cambiado mucho, pero todo lo demás ha sido sometido a increíbles refinamientos técnicos.
El 787 es un avión del que se puede decir peyorativamente que está hecho de plásticos ligeros en buena parte, composites dicho más finamente. Los nuevos materiales ahorran peso, los motores son ultraeficientes (un 20% más que los convencionales), la aerodinámica ha sido pulida tras incontables horas de pruebas virtuales y reales. El resultado final es un avión con un impresionante radio de acción, cerca ya del alcance planetario ilimitado (más de 15.000 km en algunas configuraciones).
La velocidad punta no es mayor que la que tenía su predecesor el 707 en 1955, pero su eficiencia se ha multiplicado en términos de combustible gastado por pasajero transportado y milla recorrida. No es empero el «avión sostenible» que la industria aeronáutica lleva buscando desde hace años como el santo grial, sino un avión impulsado por una tecnología convencional de combustión muy refinada. Con permiso del Airbus A350, es lo más avanzado en materia de gran máquina voladora comercial que existe hoy en día.