Un Air Tractor de Faasa Aviación, con base en Palma del Río, Córdoba (anteriormente Fumigación Aérea Andaluza, S.A.) a comienzos del siglo XXI
Las grandes y ricas fincas agrícolas del fondo del valle del Guadalquivir son el hábitat natural del Air Tractor, dedicado principalmente a fumigar las plantaciones con diversos tipos de plaguicidas. La industrializada agricultura andaluza, basada en grandes latifundios, sigue así la tradición de importar maquinaria para ahorrar mano de obra, que comenzó a mediados del siglo XIX cuando se llevaron allí algunas máquinas de vapor. En tiempos de la República, una ley llegó a prohibir el empleo de maquinaria siempre que hubiera obreros en paro. No obstante, la fumigación aérea era una técnica completamente nueva difícil de encajar en las técnicas agrícolas habituales.
Los primeros aeroplanos agrícolas fueron Boeing Stearman adaptados, a mediados de la década de 1950. Luego llegaron los primeros aviones diseñados específicamente para este trabajo, muchos de ellos de la firma Air Tractor Inc., que fabrica aviones agrícolas de ala baja a partir de un modelo desarrollado en la década de 1950, el Snow S-2B.
Buena parte de los aviones agrícolas de España está concentrada en Córdoba, desde donde prestan servicio en todo el sur y centro de la Península. En 1972 comenzaron los ensayos de siembra de arroz desde aviones. A mediados de la década de 1980, causó gran revuelo el «caso de los patos de Doñana» (1986) , una terrible mortandad de aves acuáticas en las marismas del Parque Nacional. Al parecer, la responsabilidad de este desastre ecológico había que achacarlo a las fumigaciones aéreas de los arrozales situados en el límite Este del Parque.
