Un Su-17/22 peruano con camuflaje para terreno árido, más apropiado para el Altiplano. Más tarde se los pintaría con un esquema más verdoso, «amazónico».
En 1974 el régimen militar-socialista de Juan Velasco Alvarado tomó la decisión de llamar a otra puerta ante la negativa de Washington para suministrar a Perú los «Cazas de la Libertad», Northrop F-5. Estos aviones eran en aquella época un indicador infalible de amistad con los Estados Unidos, como lo fue una generación atrás el Sabre. La otra fuente de sumininistro aeronáutico disponible era (descontando Francia) la Unión Soviética.
Por aquel entonces, el único país latinoamericano que poseía aviones de guerra soviéticos era Cuba, en guerra fría con USA desde 1961. Durante la dictadura de Velasco Alvarado las relaciones Perú-Cuba fueron tan buenas que sus respectivas fuerzas aéreas iniciaron un programa de intercambios que permitió a los aviadores militares peruanos familarizarse con los aparatos soviéticos.
Los aviones costaron unos 260 M$, casi el 2% del PIB de Perú en 1975 y un porcentaje mucho mayor de los gastos del Estado. Para 1979, último año de la dictadura militar, las entregas de unos 40 avionea aviones ya se habían completado, y luego se encargaron casi una veintena más.
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