Tras treinta años de dedicación a los aviones militares, la oficina de diseño de A.S. Yakovlev comenzó a trabajar en aviones de pasajeros en la década de 1960. El Yak-40 voló en 1968 y el Yak-42, más grande y de mayor autonomía, diez años después. Ambos modelos respondían a las necesidades de transporte de la Unión Soviética, el país más grande del mundo, donde crear líneas aéreas solía resultar más barato que construir carreteras o ferrocarriles.
La primera versión de este avión estaba diseñada para rutas interiores en la URSS entre los aeropuertos poco equipados de pequeñas localidades. Los pasajeros entraban en el avión, dejaban sus equipajes y abrigos en un compartimento y pasaban a continuación a tomar asiento en la cabina. El avión disponía de sus propias escaleras y de una pequeña central eléctrica. Alas grandes y un recio tren de aterrizaje facilitaban las operaciones incluso en pistas poco acondicionadas.
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