Taylor Aerocar Modelo III en configuración de vuelo, con las ruedas replegadas para ofrecer menos resistencia al aire.
Siendo los Estados Unidos los mayores constructores de coches y de aviones del mundo, resultó lógico que en los años posteriores a la segunda guerra mundial se diseñaran docenas de modelos de coches voladores o de aviones «rodables». Ninguno de estos modelos fue un éxito comercial, y los coches y las avionetas siguieron vendiéndose testarudamente por separado. Al final el verdadero utilitario aéreo fue el Cessna 142/172 y variantes y otras avionetas de su categoría fabricadas por empresas como Piper, que vendieron en más de 100.000 unidades sólo en los Estados Unidos. Pero el sueño de una «aviación popular» nunca se cumplió.
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