El avión en el que Camilo Cienfuegos ascendió al cielo de la Revolución

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El Cessna 310 número 53 de la FAR (Fuerza Aérea Revolucionaria) que utilizó Camilo Cienfuegos en su último viaje. Por falta de fotografías fehacientes, el perfil es hipotético en su decoración del fuselaje. Si tienen alguna información, agradecería que la hicieran llegar  a info@aeropinakes.com

En la plaza de la Revolución de la Habana, dejando a la espalda el monumento al Apóstol (José Martí) se puede ver a la derecha la silueta en metal del Che Guevara y a la derecha una figura como de santo, con un halo rodeando la cabeza y largas barbas franciscanas. El halo es en realidad el sombrero de ala ancha que llevaba Camilo Cienfuegos, el Señor de la Vanguardia y héroe de Yaguajay. Cada 28 de octubre los niños cubanos arrojan flores a los ríos y mares que bañan la isla, en recuerdo de aquel hombre extraordinario. Miles de calles, escuelas, instituciones y hasta alguna localidad llevan su nombre. Al mismo tiempo, muchos cubanos que odian el castrismo tienen en un altar a Camilo Cienfuegos.
Muerto a los 27 años, Cienfuegos, al contrario que Fidel Castro y el Che Guevara, no era de familia adinerada. Tampoco era mesiánico ni despiadado, y tenía un gran sentido del humor.
Los últimos días de 1958 encabezó el último asalto del ejército revolucionario que ocupó la Habana, y estaba allí para recibir a Fidel cuando llegó el 1 de enero de 1959.
Fue entonces cuando se acuñó su famoso lema. Castro se volvió en pleno discurso y le preguntó: «¿Voy bien, Camilo?» y éste le respondió: «Vas bien, Fidel». Nunca manifestó ninguna deslealtad a la Revolución oficial, al contrario de otros destacados líderes del Movimiento 26 de Julio, como Huber Matos, que pagó con 20 años de cárcel su disidencia. Como jefe principal del Ejército, Camilo Cienfuegos fue el encargado de detenerle a él y a todo su estado mayor, cosa que hizo volando a Camagüey en su estupendo Cessna 310 bimotor.
Por entonces la Revolución ya tenía aviones ejecutivos, y Cienfuegos, como otros dirigentes revolucionarios en aquel año decisivo, los utilizaba para su intensa actividad a lo largo de la Isla de Cuba, que no es muy ancha pero que mide unos 1.000 km entre Baracoa y Pinar del Río, un territorio muy adecuado para el Cessna 310, que podía volar 1.600 km a 330 km/h de volocidad de crucero.
Pocos días después de su vuelo a Camagüey, Cienfuegos despegó de esta ciudad rumbo a La Habana, pero nunca llegó a su destino. No se encontró ningún rastro del avión ni de sus tripulantes. Parece ser que fueron desviados y abatidos por una tormenta que un avión tan ligero (2.000 kilos a plena carga) como el Cessna 310 no pudo capear. Inevitablemente corrieron rumores de asesinato, por parte de un Fidel Castro celoso de su enorme popularidad o preocupado por su posible disidencia, pero todo quedó en habladurías y el Señor de la Vanguardia ascendió directamente al Cielo Revolucionario, donde hoy se le puede ver, a la derecha del Che Guevara y enfrente de José Martí.

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