El Ju-52 de Lufthansa en el que viajaron los enviados del general Franco a Berlín para pedir ayuda urgente.
El Junkers Ju-52 comenzó a ser utilizado en España en julio de 1936, en los primeros días de la sublevación militar, y fue dado de baja en el Ejército del Aire en 1978, el mismo año de la aprobación de la Constitución democrática.
El avión comenzó a prestar servicio pocos días después del alzamiento, cuando un Ju-52 de Lufthansa fue requisado para llevar a Berlín a los enviados del general Franco.
Los primeros auxilios alemanes a la renqueante sublevación militar consistieron en el envío en vuelo directo de 20 Junkers Ju-52 de Lufthansa al Marruecos español, donde se dedicaron inmediatamente a llevar los efectivos del ejército de África, a razón de unos 30 soldados por vuelo, hasta la Península. Los aviones hacían hasta siete trayectos de ida y vuelta al día.
El ejército [español] de África llevaba más un de cuarto de siglo en Marruecos y había adquirido gran experiencia en el control de poblaciones indígenas hostiles, incluyendo el uso de aviones para operaciones «de castigo». Trasladar esa experiencia a la Península para emplearla contra las hordas marxistas y anarquistas era fundamental para asegurar el éxito de la rebelión militar.
Puesto que los barcos de guerra de la República dominaban el estrecho de Gibraltar, se planteó un traslado masivo por aire de las tropas, cosa que habría sido completamente imposible a no ser por la oportuna intervención de los Junkers Ju-52 alemanes, con la ayuda de algunos SM-81 italianos.
Desde los primeros días de la rebelión militar, aviadores militares y civiles empleando una variada colección de aparatos habían transportado soldados desde África a la Península, a veces uno o dos por viaje solamente. La inspiración para el invento del puente aéreo vino tal vez de la experiencia británica en Irak, donde se habían usado grandes aviones Vickers para el transporte de tropas coloniales.
Tras la llegada del Ju-52, el puente aéreo se pudo llevar a cabo sobre bases metódicas y sin apenas oposición de la aviación republicana. Se transportaron más 20.000 soldados con todo su equipo y unas 400 toneladas de material. Las fotografías muestran a las tropas marroquíes sentadas tranquilamente ante los aviones, esperando su turno para embarcar. En aquellos días, tal vez sólo una de cada 10.000 personas, en España y sus dependencias coloniales, habían volado en avión alguna vez en su vida.
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