Un Heinkel He162 Volksjäger (Caza del Pueblo)
Alemania no podía rendirse a finales de 1944 como lo hizo a finales de 1918, porque estaba metida en un género de guerra muy distinto. En 1918, el Imperio Alemán calibró sus expectativas políticas y militares y decidió, con buen criterio, que la guerra era ya insostenible cuando el ejército estaba todavía intacto y el suelo de la patria apenas había sido pisado por las tropas enemigas.
En 1944, con el ejército diezmado y el territorio alemán terriblemente castigado desde el aire, e invadido por dos frentes, la guerra debía continuar porque ya no era una guerra del Ejército, sino una guerra del Pueblo. El partido nacionalsocialista funcionaba sobre el concepto de Comunidad Popular, entendido como una unidad racial, cultural, social y política que debía funcionar con la cohesión de un bloque de cemento para imponerse a sus enemigos.
Por esta razón, no veía en la guerra el antiguo concepto de continuación de la política por otros medios, cancelable por lo tanto cuando el coste superase al beneficio, sino como la única manera de asegurar la victoria, es decir la supervivencia, de la raza–nación alemana sobre las otras razas que se disputaban el mundo. En estas condiciones, la derrota resultaba inconcebible, a no ser que coincidiera con la aniquilación completa del pueblo, y la lucha debía continuar hasta el fin.
La traducción aeronáutica de esta manera de pensar fue el Heinkel He-162 Volksjäger, el “caza del pueblo”. Este aparato fue el resultado de una especificación del Ministerio de Aire en septiembre de 1944. Se pedía a las compañías fabricantes ofertas para un avión destinado a destruir a las formaciones de bombarderos aliados que, por esas fechas, llegaban todos los días y todas las noches para aplastar una ciudad alemana, con especial fijación por Berlín.
El avión debería ser muy rápido, con motor jet, pequeño, fácil de construir y de pilotar por personal no experimentado. Debía contarse con un prototipo en el plazo de unas pocas semanas. Entre las varias propuestas presentadas se eligió la de Heinkel, y el prototipo voló realmente en el plazo de siete semanas. Los planes de producción masiva comenzaron al unísono, y en abril de 1945, pocos días antes de la rendición, había realmente varios cientos de unidades en diferentes etapas de construcción, con millares más esperando su turno.
Se trata de una hazaña industrial, teniendo en cuenta las condiciones de trabajo de la industria alemana de la época, ya escasa de combustible y de materias primas. Los trabajadores forzados debieron excavar grandes recintos subterráneos para alojar las fábricas de aviones, en un intento desesperado por escapar de los ataques de los bombarderos, y sus terribles condiciones de vida se degradaron todavía más.
Los planes prevían la producción de más de mil aviones mensuales durante 1945. Una cuestión obvia era la de quién podría pilotarlos, teniendo en cuenta que el personal del ejército del aire había sido diezmado tras más de cinco años de guerra, y que el sistema de entrenamiento estaba casi destruído por la escasez de combustible, personal cualificado y aviones.
La solución era la propia del momento y el lugar: se utilizarían grandes remesas de material humano de las Juventudes Hitlerianas, órgano oficial de encuadre de los menores de edad, se les daría un somero entrenamiento en planeadores y se les enviaría a la muerte a lomos de sus Volksjäger, con la esperanza de que los buenos sobrevivieran y que los demás, antes de morir, hicieran todo el daño posible al enemigo.
Se utilizaba así otra vez el concepto de soldados desechables, cuya muerte servía para alejar unos días u horas la expectativa de la derrota, y cuya muerte servía para que el cuerpo de la nación sobreviviera. En realidad, según los testimonios contemporáneos, elVölksjager era un avión difícil de manejar incluso por pilotos experimentados, de manera que habría sido igualmente difícil de imaginar la experiencia de lanzar a millares de adolescentes dentro de esas máquinas a combatir a las fuerzas aéreas enemigas. La guerra en Europa acabó antes que esos planes se pusieran en práctica.