La mayoría de las fotos del reportaje «Tarde de toros en el pueblo» enfocan a los toreros aficionados y a las presidentas, que eran las hijas, esposas y novias de los notables de la comunidad de veraneantes de un pueblo sin identificar de la sierra de Madrid. Solo una foto recoge la imagen del pueblo llano, «auténticos tipos de la serranía castellana». Así describe el cronista (M.T.) el aspecto de estas dos formas de vida tan diferentes, las veraneantas y las indígenas: «Las guapísimas chicas del lugar dejaron el percalillo de sus vestidos de diario y lucen la gracia españolísima de la mantilla y se cubren con el adorno castizo y popular del mantón de «flores y flecos». De la Sierra bajaron las serranas con sus peinados de «cocas», sus alfilerones en el moño, sus arracadas, sus collares y sus manteletas de colorines». Las dos razas, terminada la becerrada, se separan y se marchan a su hábitat característico, las casas de veraneo y las casas de labor. Estas escenas en las que cada clase «estaba en su sitio» gustaban mucho en el franquismo.
De un reportaje a doble página publicado por la revista Fotos el 31 de agosto de 1940. Biblioteca Virtual de la Provincia de Málaga.
Asuntos: Folklore
Tochos: El museo del franquismo