Un Potez 25 estonio adquirido por el Gobierno vasco en Asturias, verano de 1937.
Tan desesperada era la necesidad de aviones en la zona republicana durante la guerra civil, que el gobierno vasco no dudó en comprar al gobierno estonio ocho o diez vetustos Potez 25 excedentes de su aviación militar.
Durante toda la primavera de 1937, a medida que las fuerzas nacionalistas españolas progresaban implacablemente a través de la provincia de Vizcaya en su camino hacia Bilbao, el Gobierno vasco pidió incesantemente aviones al gobierno de Valencia, pues la desproporción de fuerzas entre la aviación enemiga y la propia era abrumadora, lo que explica en parte sangrientos episodios como los bombardeos de Durango y Guernica.
Con su característica política cicatera de uso del armamento, el gobierno de la República envió apenas un puñado de aparatos. El gobierno vasco compró los Potez 25 pero no pudo usarlos, pues los aviones no llegaron hasta el pleno verano, y fueron desembarcados en Gijón. Allí formaron junto con unos pocos Polikarpov I-16 y otros aviones un grupo variopinto que intentó en vano detener a los bombarderos nacionalistas hasta la caída de Gijón, en octubre de 1937.
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