de Havilland Dragon Rapide de Olley Air Service. Servicio especial Canarias – Marruecos, julio 1936.
El único de los cuatro vuelos de generales en julio de 1936 que tuvo éxito (los otros tres llevaron a la muerte a sus pasajeros, dos fusilados y el otro en accidente) tuvo una preparación compleja en la que estuvieron implicados, además de numeroso personal técnico, el general Emilio Mola, que dio luz verde al viaje, Juan March, que puso el dinero, Juan Ignacio Luca de Tena, director del diario ABC, Juan de la Cierva, famoso inventor del autogiro, Luis Bolín, corresponsal de ABC en Londres, el Duque de Alba, con numerosas amistades de alto nivel en Londres, el Marqués del Mérito, tapadera aristocrática del viaje y dos rubias sensacionales, destinadas a servir de cobertura.
Una buena fecha para fijar el comienzo de la Guerra Civil española, tan discutido últimamente por los historiadores de derechas, podría ser el 11 de julio de 1936, día en que el Dragon Rapide alquilado por Luis Bolín despegó de Croydon (el aeropuerto de Londres por aquel entonces) y enfiló la ciudad francesa de Burdeos, el primer tramo de su largo y azaroso viaje hacia Las Palmas de Gran Canaria. Unos días antes, el Dragon Rapide de Olley Air Service Ltd. había sido alquilado en Londres para un cliente oculto. El cliente resultó ser Francisco Franco, y el servicio un trayecto desde las Islas Canarias a Marruecos: tras muchas vacilaciones, Franco se había unido a la sublevación.
Este fue probablemente el papel más importante que cumplieron los aviones de fabricación británica en la Guerra Civil española, pues el Gobierno de Su Majestad se negó a suministrar material aéreo de ningún tipo al de la República (a pesar del contrato de suministro en vigor que tenía con el Gobierno español de varias unidades de Hawker Spanish Fury) y fue el más activo sostén del embargo de armas a los dos bandos (los aviones ingleses civiles sí fueron contrabandeados en cierto número).
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Ecosistemas: 1936-1939 Guerra Civil Española