Un Henri Farman como los que llegaron al aeródromo de Cuatro Vientos en 1911. Al principio, los aviones no llevaban ninguna clase de identificación.
El Henri Farman modelo 1911 era buen un producto de la tecnología aeronáutica de la época. Se podía confiar en que despegaría del suelo, gracias a sus generosas superficies de sustentación. Otra cosa era maniobrarlo allá arriba, pues su enorme envergadura y poco peso le daba características aerodinámicas más parecidas a una gigantesca cometa que a un avión que surca los aires. Fue uno de los primeros aparatos que compró la recién creada aviación militar española, en origen una sección de la unidad de globos y dirigibles (aerostación), a su vez encuadrada en la ilustrada arma de Ingenieros, que formaba el Ejército junto con Infantería, Artillería y Caballería. Se instalaron los aviones, hangares e instructores, todo ello material francés, en el aeródromo de Cuatro Vientos, y comenzaron las prácticas (1).
Según un reportaje publicado por La Ilustración Española y Americana el 15 de abril de 1911, había solo dos Henri Farman en el campo de aviación, alrededor de los cuales merodeaban soldados, oficiales militares, varios civiles (seguramente los instructores pilotos) y algunas señoras, todos con expresión circunspecta. Un año después las cosas habían mejorado bastante, y se pudo presentar al público (2) una hilera de monoplanos (probablemente Bristol Prier) enfrentada a otra de biplanos Farman, diez aviones en total.
(1) Prácticas de la aviación militar en Carabanchel. La Ilustración Española y Americana, 15 de abril de 1911
(2) Aerodromo de Carabanchel, con monoplanos y biplanos dispuestos para maniobrar La Ilustración Española y Americana, 8 de julio de 1912
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