Un Fiat G-91 de la fuerza aérea portuguesa en África, hacia 1970
Tras la negativa de los Estados Unidos de Norteamérica al uso del F-86 Sabre en Guinea-Bissau para tareas coloniales, Portugal no tuvo más remedio que hallar un sustituto para este confiable avión. Lo halló en el diseño italiano G-91, ganador de un concurso a finales de los años 50 para proveer a la OTAN (obsesionada por la estandarización) de un caza ligerito para todos sus numerosos miembros.
Empero sólo Alemania utilizó y fabricó el modelo, y de allí obtuvo Portugal al menos cuarenta unidades, vendidas con la condición de que no fueran utilizadas fuera del territorio portugués. Pertenecian a un lote fabricado para Grecia y Turquía, que finalmente no compraron el modelo. Puesto que Portugal consideraba legalmente Angola, Mozambique y Guinea como parte integral de su territorio, pudo usarlas sin escrúpulo en la represión del PAIGC (Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde) a partir de 1966, año en que se formalizó la venta de los aviones alemanes.
Dirigidas por el general Antonio de Spínola, las fuerzas portuguesas iniciaron en 1970 una fase total de la guerra que incluía el empleo de napalm para abrir grandes claros en el bosque tropical, civilizándolo así instantáneamente, tarea en la que se empleó profusamente el G-91.
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Ecosistemas: 1946-1979 Aviación colonial, II