Nada menos que 33 documentos estaban a disposición de los ayuntamientos para registrar las múltiples circunstancias en que se podía hallar un quinto, desde la citación para el alistamiento al certificado de defunción. Todos los documentos están relacionados más o menos directamente con los tradicionales intentos de no ir al servicio militar. El quinto, una vez que recibía la temida citación (que podía no llegarle si sus padres le habían inscrito al nacer con nombre de mujer, un truco utilizado a veces), podía intentar escaquearse por diversos medios: talla inferior a la requerida, alegaciones de mantener a la familia, certificados médicos diversos, prórrogas, etc. Si todo fallaba, quedaba el recurso de hacerse prófugo, lo que también requería su correspondiente documentación. Hay incluso un inquietante certificado de «unicidad, existencia y estado». Toda esta burocracia siguió funcionando durante la guerra civil, La contienda fratricida requirió una gran cantidad de papeleo para organizar y clasificar a los que lucharon como soldados en ella, muchos de los cuales no tenían el menor deseo de hacerlo.
Técnica – Revista de Administración, Hacienda y Servicios públicos (Lugo) enero de 1937
Biblioteca Nacional de España – Hemeroteca Digital
Asuntos: Reclutamiento
Tochos: La guerra total en España