Choque cultural sobre el lago Turkana

 

El Sikorsky S.39 Spirit of Africa, con el fuselaje pintado como la piel de una jirafa, en Kenya, 1933. Los Johnson disponían de otro avión, Osa’s Ark, un S.38 bimotor pintado como la piel de una cebra.

 

«An Aerial Epic Over Africa». Baboona, la película que Martin y Osa Johnson rodaron en África en 1933 y 1934, lleva ese subtítulo como tributo a la importancia de la aviación para penetrar en las áreas «más salvajes y oscuras» de las partes inexploradas del planeta. Los Johnson se especializaron en realizar películas de un género que se puede denominar como Africa exploitation, la primera y más exitosa de las cuales fue Congorilla (1932), que permitía al espectador entrar en la misteriosa tierra de «grandes monos y pigmeos» del África central.

En 1933 los Johnson regresaron a África provistos de aviones, dos estupendos Sikorsky S.39 monomotor y S.38 bimotor, completamente todo-terreno, pues podían manejarse en pistas mínimas de tierra y en cualquier lámina de agua, siendo muy seguros y estables en vuelo. Los aviones dieron otra dimensión a la película que salió de la expedición, Baboona, que incluye muchas tomas sacadas desde los aviones, como estampidas de rebaños de herbívoros en la llanura del Serengueti o vistas del Kilimanjaro desde gran altura.

Llegados al lago Rodolfo (actualmente Turkana), entre Kenya y Etiopía, los expedicionarios, vestidos con el atuendo semimilitar que se usaba en estos casos, entraron en contacto con la elusiva nación Turkana, ribereños del lago y que seguramente jamás habían visto un avión en toda su vida. Los turkana no se dejaron impresionar por la avanzada tecnología aérea, aunque parecían fascinados por las latas de conserva que llevaban los expedicionarios.

Invitados a dar una vuelta en avión, los turkana miraron impasibles por las ventanillas, sin dejar traslucir la menor emoción o sorpresa. El intérprete señaló una vaca justo ahí abajo y recibió una fría respuesta: «Eso no es una vaca. Las vacas tienen patas». Un árbol visto desde la vertical recibió un comentario parecido: «Eso no es un árbol. Puedes caminar debajo de un árbol» (1). Tras este choque cultural y perceptual, los turkana abandonaron dignamente el avión y dejaron a los Johnson seguir su ruta, su épico vuelo sobre África.

 

(1) Donal Dale Jackson: The Explorers. The epic of flight, Time-Life, 1983.

 

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