Photo by Patrick Tomasso on Unsplash
Estas tres palabras son el cogollo del insulto político. Son expresiones que están justo en mitad de los insultos políticos técnicos que solo entienden los iniciados (por ejemplo, «revisionista») y los insultos a secas («cabronazo»). Las dos primeras proceden del latín y las tres están el diccionario de la Academia. Según el impresionante portal Etimologías de Chile, progre (el despectivo de progresista) viene de progressus, avance, y este de sumar la partícula «pro» (hacia) con «gradi» (caminar, dar pasos, que se ha conservado en palabras como gradual), de la raíz indoeuropea *ghredh (andar). Así que la palabra progre ya se decía de manera muy aproximada hace tres o cuatro mil años.
Facha es el despectivo coloquial de «fascista», por el Partito Nazionale Fascista fundado en Italia en 1921, de fasces, «fajo, haz», el manojo de varas atadas que acompañadas de un hacha representaba el poder romano, de la raíz indoeuropea *bhasko, «manojo». Así que también es palabra prehistórica. Pijo es una palabra más complicada. Deriva de la onomatopeya del acto de mear, piss, que existe en muchas lenguas más o menos modificado y que derivó en picha, luego en pija y de ahí pijo, concepto universal, versión en español del término inglés snob, «que aparenta nobleza sin tenerla». El salto de «miembro viril» a «persona que se peina con gomina y dice osssea» no está claro, pero se dio.
Progre es palabra muy moderna, se empezó a usar en la década de 1970, más o menos como actualización del término muy usado en el franquismo superior «contestatario», a su vez versión politizada de «melenudo» o incluso, horror de horrores, derivación de «ye-ye». El progre sería la versión seria y actualizada del concepto, con una pinta muy caracterizada a base de trenka, barba, libros serios, hablar plomizo, etc. Se usó menos después de la transición, hasta que reemergió hacia 2015 como insulto político. Facha se debió usar mucho en la guerra civil, pero quedan pocos testimonios escritos, y la palabra se confunde con «facha», «pinta, aspecto», así que no es fácil de localizar. Subterránea durante el franquismo, volvió a la superficie con fuerza a finales de la década de 1970, para hacer pareja con progre. «Pijo» debe ser más antigua y se usó sin matiz político, pero se vio perjudicada por su otro significado malsonante.
Cómo usarlas: generalmente en combinación con otras palabras, por ejemplo fachasqueroso o progredemierda. También se puede usar en solitario, por ejemplo: «Lo que vamos a disfrutar el domingo con los progres» se pudo oír en un mitín previo a las elecciones del domingo 28 de abril de 2019. Pijo se puede añadir a progre formando la expresión pijoprogre, que se usa mucho actualmente por su vigor semántico: expresa admirablemente la blandengue corrección política de la izquierda. La derechaza (por oposición a la derechona, que es el PP y la derechilla, que es Ciudadanos) ha llegado incluso a reivindicar el término facha, «somos muy fachas» es una frase frecuente. La izquierda ha perdido claramente pie en este asunto. A veces se usa «nazi» como un aumentativo de facha, pero nazi es un insulto gordo y puede desencadenar acciones legales.
Marciano Lafuente