Tierras de cosechadoras

 

7. Andalucía y Castilla y León

Los gallegos ennegrecidos por el sol que segaban las cosechas de Castilla fueron sustituidos por cosechadoras John Deere o Claas a partir de la década de 1960. Las nuevas máquinas podían procesar una hectárea a velocidad del rayo, guardando el grano en un depósito y apartando la paja a un lado, lo que eliminaba la necesidad de la trilla y sus pintorescas estampas, que los niños de ciudad no olvidaban nunca. Algunas incluso hacían automáticamente las pacas de paja, con sus alambres bien atados y todo. Es verdad que las nuevas máquinas se desenvolvían bien en los nuevos campos grandes y abiertos que creó la concentración parcelaria por aquellos años.

Los campos antiguos eran un laberinto de pequeñas parcelas valladas cada una dedicada a una cosa, o a varias. A veces se sembraba un surco de habas y el siguiente de trigo. Este laberinto estaba reticulado por vallas de piedra y setos, y era una bendición para los animales, que encontraban allí refugio y comida.

Este idilio ecologista, orgánico y súper-sostenible, de setos reventando de pajarillos guardando microcampos floridos, se transformó en poco tiempo en una versión de Manitoba: trigales como doradas mesas de billar recorridas metódicamente por cosechadoras mecánicas pintadas de verde oscuro.

Es verdad que lugares como el Mar de Trigo, en la Tierra de Campos, ya estaban pidiendo a gritos desde hace muchos años a las cosechadoras de muchos metros de corte. En los 60 del siglo XX muchos agricultores compraron más maquinaria de la que necesitaban, y entonces surgió un nuevo oficio: el segador mecánico trashumante. Las cosechadoras se mueven de sur a norte siguiendo la onda de choque de la maduración del cereal, que empieza en el sur en junio y termina en las tierras altas de la Meseta en agosto. Las cosechadoras del valle del Duero bajan al valle del Guadalquivir para hacer la primera cosecha y luego van subiendo, en aparatosos traslados por las carreteras. Para la Virgen de Agosto todo tiene que estar terminado.

En realidad es una conexión natural entre los dos graneros de España, el valle del Duero y el valle del Guadalquivir. Y por lo tanto entre dos poderosos lobbys o grupos de presión, siempre de la derecha españolista. Junto con los industriales catalanes y vascos, fruteros valencianos, metaleros y carboneros asturianos, etc.

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