Oleadas de júbilo popular rodean el coche oficial del dictador

El Generalísimo y el alcalde de Barcelona, José María de Porcioles, en una ceremonia clásica del franquismo, el desfile del dictador ante un entusiasmo popular que al parecer no era difícil de conseguir. Según La Vanguardia, buena parte de la multitud estaba formaba por personas procedentes de toda Cataluña, rural se entiende, que habían llegado a la capital en servicios extraordinarios de trenes, autobuses y camiones (1). Un corresponsal de un diario madrileño, llevado por su celo profesional, no dudó en describir la reacción de la juventud de «pantalón tejano» (la de camisa azul ya era adicta, se suponía) al paso del Caudillo: «… la juventud que gritó hasta el agotamiento y que galopó como una alegre manada de corzos, kilómetros y kilómetros detrás del coche de Franco era lo más puro y escogido del mundo ye-yé. Camisas, pantalones, pelambreras, gritos y entusiasmo químicamente al día»(1). El término ye-yé, ya desaparecido del lenguaje corriente, se usó mucho en la década de 1960.

1- La Vanguardia, 23 de junio de  1966
2- Crónica de un año de España. 18 de Julio 1965 – 18 de Julio 1966. Servicio Informativo Español.

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