El gran gorila de Nueva York

Antes de que existieran las pantallas de vídeo, y antes incluso de que existieran los proyectores de diapositivas un invento, el episcopio o proyector de opacos permitía proyectar grandes imágenes en una pantalla. Bausch & Lomb anuncia su versión, el Balopticon, con una fotografía del gorila macho disecado en actitud retadora que domina el grupo de gorilas de su diorama, que a su vez es el más espectacular de todos los que forman la sala africana del Museo de Historia Natural de Nueva York, El gorila fue muerto y disecado por Carl Akeley, el taxidermista más famoso del siglo XX y además escultor, inventor y naturalista.

Akeley recorrió África matando animales de todas clases con destino a colecciones y museos hasta que, en 1921, se cayó del caballo como Saulo camino de Damasco y dedicó el resto de su vida a la conservación de la fauna salvaje. El Parque Nacional Virunga, creado en 1925 principalmente para proteger a los gorilas,  se llamó en el momento de su fundación P. N. Albert por el rey de Bélgica, potencia colonial por entonces del Congo y Ruanda, que fue convencido por Akeley para apoyar su creación. Los gorilas pasaron de ser bestias feroces a pacíficos animales que había que proteger.

El grupo de gorilas del museo de Nueva York está inserto en un diorama increíblemente detallado que da una perfecta sensación de profundidad, un anticipo de los actuales sistemas de realidad virtual. Las montañas pintadas al fondo son las estribaciones de los montes Mikeno y Karisimbi, en las montañas Virunga que se levantan entre Ruanda, Uganda y el Congo (R.D.). Aproximadamente cinco millones de personas visitan el museo cada año y pocos se pierden la sala africana (llamada actualmente Akeley Hall) y su impresionante grupo de gorilas, que se han convertido en un icono de su especie.

Selecciones del Reader’s Digest (USA, edición en español) noviembre de 1941

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