La imagen muestra dos Boeing SST (SuperSonic Transport), diseñados para ser más rápidos y con mayor capacidad que el Concorde, y con mayor radio de acción, sobrevolando un paisaje industrial a la puesta de sol. El SST no llegó siquiera a cortar metal, pero muestra lo que todo el mundo pensaba a mediados de la década de 1960: que hacia 1975 los aviones comerciales volarían de continente a continente a dos o tres veces la velocidad del sonido. Lo que ocurrió realmente fue muy diferente, y los dos jets de pasajeros supersónicos que llegaron a volar –el Concorde y el Tupolev Tu-144– sumaron en total menos de 20 ejemplares.
NASA/Glenn Research Center (1966) – archive.org
Ecosistemas: 1946-1972 Aviación comercial, II