Esto de la lucha por la vivienda viene de lejos. Excavando en los profundos yacimientos de la guerra civil española se pueden encontrar estas dos maneras de enfocar el asunto. El primero fue publicado el 8 de agosto de 1936 en Abril, de Guadalajara. Se refiere al decreto del 2 de agosto del Gobierno republicano, que había rebajado a la mitad todos los alquileres, entre otras disposiciones para aliviar la carga de los inquilinos:
El segundo fue publicado en Odiel, de Huelva, el 8 de octubre de 1936.
El Gobierno republicano había aprobado una condonación de los alquileres de varios meses en Sevilla, en parte motivada por el paro obrero y la miseria que creó y en parte por las recientes inundaciones, que dejaron a mucha gente sin casa. Cuando el general Queipo de Llano tomó el poder en Sevilla, publicó un bando limitando la condonación hasta julio, y en octubre un nuevo bando amenazando con la justicia militar a los que se negasen a pagar las rentas de agosto y meses sucesivos. La amenaza no era vana, como muestra el recorte.
Ochenta años después, los precios de los alquileres, tras unos años de cierta contención durante la crisis, volvieron a dispararse. A comienzos de 2019 el gobierno intentó frenar la escalada mediante un decreto ad hoc, incluso limitando los precios máximos, con gran escándalo de la derecha. Mientras sigue el debate parlamentario, alquilar un piso ya es algo completamente inalcanzable para buena parte de la población, por ejemplo los muchos trabajadores que tienen un sueldo de menos de 800 euros al mes, equivalente al 80% del alquiler medio en una ciudad como Madrid. Es algo completamente guerracivilista.
Tochos: La guerra total en España