El apartheid y la aviación comercial

boeing747SPsouthafrican

 

Un Boeing 747 SP (Special Performance) de South African Airways a comienzos de la década de 1980.

 
La aplicación del apartheid a la aviación comercial se hizo con grandes dificultades. Resultaba fácil segregar autobuses, escuelas, taxis, bares y restaurantes, hospitales, urinarios públicos y todo lo demás en tierra –a base de carteles indicando, en inglés y afrikaans, los dos compartimentos estancos, uno para «Blankes/Whites» y otro para «Nie Blankes/Non Whites», Incluso los museos podían practicar la separación reservando un día a la semana para la visita de africanos.

Cuando el apartheid entró en vigor legalmente, hacia 1950, South African Airways (SAA) era un transporte para la élite adinerada, lo que aseguraba la exclusión casi automática de la gente de piel oscura de sus servicios. No obstante, ya en 1954 el aeropuerto de Durban estaba construyendo una nueva terminal con instalaciones separadas para pasajeros «Europeos» y «No Europeos» (1) –Mas tarde «No europeos» se abandonó en favor del más explícito «No Blancos», para evitar confusión en los pasajeros norteamericanos–. Un año después, se estaba trabajando en esa dirección en el aeropuerto Daniel Malan de El Cabo y se planeaba actuar en el de Jan Smuts, en Johannesburgo (actualmente Aeropuerto Internacional Oliver Tambo). Resultaba factible duplicar las instalaciones de acceso a los aviones y controles diversos, o al menos impedir que la raza inferior se mezclaran con la superior, por ejemplo usando teléfonos especiales en los mostradores de información.

El problema empezaba en los aviones mismos. Como lamentaba el ministro sudafricano de transportes de la época, no había suficientes pasajeros no blancos para permitirles aviones exclusivos para ellos. Peor todavía, no se podía impedir que la tripulación de cabina, blanca, sirviera a los pasajeros no-blancos. Lo que sí se podía hacer era reservar algunos asientos para los no-blancos, y establecer la regla estricta de que los no blancos nunca pudieran ocupar asientos contiguos a los ocupados por los blancos. Otra manera más alucinante de impedir la mezcla se podía ver en la instrucciones dadas a las tripulaciones de SAA de que marcaran las mantas, almohadas, cubertería y otros utensilios de a bordo usados por los pasajeros no-blancos para someterlos a un tratamiento de limpieza especial (2).

A diferencia de los autobuses en Soweto, los aviones y los aeropuertos siempre están llenos de gente importante, y eso planteó serios problemas una y otra vez. En cierta ocasión dos M.P. (Miembros del Parlamento Británico) de Sierra Leona y Ghana (todavía colonias de la Corona por entonces), en ruta hacia una Conferencia de la Commonwealth en Australia, fueron expulsados del restaurante para blancos del aeropuerto Jan Smuts y conducidos al local para no-blancos (3). El escándalo subsiguiente forzó al gobierno sudafricana a reconocer que a los pasajeros en tránsito no se les podía aplicar las leyes del apartheid. Como resultado, se planeó la construcción de una tercera terminal «sin barreras de color» junto a las dos segregadas ya existentes.

Por fin, en diciembre de 1959 se anunció el lanzamiento de la primera ruta aérea de bajo coste separada y exclusiva para pasajeros de color, entre Johannesburgo y Durban, unos 500 km en DC-3 por unas 11 libras ida y vuelta. SAA comenzó a hacer fantásticos planes de apartheid aéreo, incluyendo la formación de azafatas no-blancas si la demanda crecía lo suficiente (4).

Lo peor estaba por llegar. La revolución cultural de la década de 1960 mostró al mundo con claridad que el apartheid era una locura racista. SAA vió sus rutas prohibidas sobre todos los países africanos que acababan de conseguir su independencia. Al principio pudo apañarse en sus rutas hacia Europa usando como etapas Angola (colonia portuguesa hasta 1975), Canarias y Lisboa. Poco a poco, más países fueron sumándose a las sanciones antipartheid, y a finales de la década de 1980 SAA era una aerolínea paria internacional. Por entonces ya mantenía una alianza de facto con otra aerolínea con problemas similares: El Al de Israel. Tras la guerra de 1967, Israel y Sudáfrica iniciaron una alianza que les permitió, entre otras cosas, reforzar grandemente su industria de armamento y su industria aeronáutica (5). la conexión Johannesburgo-Tel Aviv no era fácil, sin embargo: implicaba un vuelo de 18 horas evitando por el oeste el hostil continente africano, con una escala en Zurich. En esta clase de vuelos de muy larga distancia, la gran autonomía del Boeing 747SP resultaba muy útil. En 1991 la ruta se acortó en más de seis horas (6) gracias al permiso de países de Este de África para que los aviones de SAA sobrevaloran su territorio, poco antes del fin del apartheid y la llegada a la presidencia de Nelson Mandela.

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(1) Flight, 13 de agosto de 1954 (http://www.flightglobal.com/pdfarchive/)
(2) Colour and culture in South Africa (1953) (Google Books)
(3) Flight, 11 de noviembre de 1959
(4) Flight, 25 de diciembre de 1959
(5) Brothers in arms: Israel Secret’s Pact With Pretoria
(
6) Flight, 22 de octubre de 1991

 
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