Caproni Campini. prototipo pintado con los emblemas de la Aeronáutica Real.
Mientras que el primer avión a reacción de la historia emprendió el vuelo en secreto en el verano de 1939, en Alemania, el segundo lo hizo rodeado por la expectación de la multitud y de las más altas jerarquías del fascismo.
El ingeniero Secondo Campini diseñó un ingenioso «motojet» donde la energía para la compresión de gases venía proporcionada por un motor de pistones convencional, que en teoría debía entregar unos 800 kg de impulsión con sus 750 hp.
Se dedicó demasiado esfuerzo a la construcción del avión que debía llevar el motojet, siendo el resultado final un monstruo de 15 metros de envergadura y más de cuatro toneladas de peso que apenas podía rebasar los 300 km/h.
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