Dos vistas de prototipos del Aero A-42 a mediados de la década de 1930.
La Fábrica de Aviones Aero (Aero – továrna létadel en checo) fue fundada a comienzos de 1919, pocos meses después de la declaración de independencia de Checoslovaquia, y seguida inmediatamente por las firmas Avia y Letov, que le dieron en conjunto a la nueva república una fuerte posición en el mercado aeronáutico. La potente industria aeronáutica checa era una parte de una riqueza general en materias primas minerales y una tradición industrial acendrada. Complejos enormes como Skoda fabricaban toda clase de utensilios que se distribuían por toda Europa.
Además de producir telas, vidrios y zapatos, la joven república fabricaba armas en grandes cantidades, incluyendo aviones de guerra. Por esta razón la República española envió a Praga al eminente jurista (pero no tan buen traficante de armamento) Luis Jiménez de Asúa, con el encargo de conseguir todas las armas que pudiera a pesar del bloqueo establecido por la No intervención. Se consiguió importar algunos aviones checos, pero el A-42 no estaba entre ellos.
El A-42 fue uno de los muchos aviones de guerra fabricados por Aero en la década de 1930. Se trataba de un bombardero monomotor bastante veloz, pero no gustó a los militares checoslovacos y el proyecto fue abandonado después de construir algunos prototipos. Aero comenzó por entonces a fabricar con licencia el bombardero Bloch MB-200.
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