La historia oficial

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El ejemplar único de Breguet 26T que sirvió en la Sanidad Militar era un Breguet modelo XIX adaptado para el transporte de heridos, con un fuselaje agrandado y el puesto del piloto colocado arriba y delante del ala (1928).

 

Cuando se hizo el balance de lo ocurrido en Marruecos entre noviembre de 1913 y julio de 1927, se vio que habían muerto 79 aviadores y que se habían perdido 139 aviones [i]. Lo que es más difícil de averiguar es cuántos muertos hubo en contrapartida entre la población civil del norte de Marruecos debido a la acción de los bombardeos aéreos. Los ataques por sorpresa contra zocos y aduares se repitieron incesantemente durante años, y localidades como Axdir y Xauen fueron bombardeadas en repetidas ocasiones. De las descripciones que han quedado de los bombardeos, y que fueron publicadas regularmente por la prensa, se deduce que las víctimas de estos ataques iban desde alrededor de un centenar a unas pocas personas. Teniendo en cuenta que se pudo mantener en vuelo algo más de cien de aviones durante los cinco años que van desde 1922 a 1927, y que éstos realizaban continuas “acciones de castigo”, el número total de víctimas puede ascender a miles, seguramente multiplicando por 100 la cifra de aviadores muertos. Otros efectos todavía más difíciles de cuantificar fueron la penuria causada por la destrucción de las cosechas por bombas incendiarias, o incluso el aumento de los casos de malformaciones genéticas y cáncer a largo plazo por los bombardeos con gas mostaza.

El caso es que esta guerra colonial fue el acto fundacional de la aviación militar española, como dijo su alma mater, Alfredo Kindelán, hace ya muchos años. Para los soldados rasos españoles y para los aldeanos y cabileños del norte de Marruecos fue una época de fatiga y sufrimiento que ha dejado una marca imborrable en la historia popular de ambos países.

Los soldados de aviación, como se puede ver en una fotografía que les muestra acarreando las famosas bombas de 11 kilos a los aeroplanos, iban calzados con alpargatas. Los oficiales de aviación llevaban calzado de cuero, entre otras muchas ventajas. En contrapartida, debían arriesgar su vida día tras día ante los certeros disparos de los rifeños. Poco a poco, lo que empezó en 1913 como un servicio técnico aéreo derivado del arma de Ingenieros se convirtió desde el punto de vista de la oficialidad en una epopeya sangrienta donde el objetivo era volar lo más raso posible sobre el frente de batalla y volver con el avión lo más acribillado posible de impactos de bala.

Casi 90 años después, esta es la única historia que reconoce la entidad heredera de la antigua aviación del ejército de África, el actual Ejército del Aire. El número conmemorativo de los 100 años de la aviación militar española de su revista de historia, Aeroplano, incluye un extenso capítulo dedicado a la guerra de Marruecos. Claro está que en él no hay una sola mención de las tácticas de bombardeos de zocos, aduares y cosechas, ni de la estrategia del uso de gases tóxicos. Solo hay una larga sucesión de actos heroicos completada con minuciosas transcripciones de los decretos de concesión de las correspondientes cruces laureadas de San Fernando, la más alta condecoración militar española. Las aviaciones militares en general son reticentes a recordar sus acciones coloniales, que suelen ocupar una parte minúscula de sus historias oficiales, pero el caso español es peculiar porque su fuerza aérea surgió directamente de una guerra colonial.

Las cosas no fueron mucho mejor en el Congreso de los Diputados. En julio de 2005 Esquerra Republicana de Catalunya presentó en el parlamento una Proposición de reconocimiento de responsabilidades y reparación de daños por el uso de armamento químico en el Rif. Fue rechazada por los votos del Partido Popular y el PSOE. El diputado socialista fue bastante prolijo, citando multitud de precedentes jurídicos y recordando la oposición parlamentaria de su correligionario Indalecio Prieto a la guerra de Marruecos. También recordó a los miles de soldados muertos y mutilados en Monte Arruit, que es el argumento supremo de venganza contra el moro que ha influido en toda la politica española hacia Marruecos desde el desastre de Annual.

El diputado del PP comenzó intentando –sin éxito– hacer gracia diciendo que “cuando hablamos de la guerra del Rif [los ciudadanos] no sabrán si hablamos del Ritz -del hotel Ritz[ii]”.” Intentó arreglarlo a continuación dejando bien sentado que “el ministro de la Guerra de la época -desastre de Annual, Alhucemas, etcétera-no era Federico Trillo [iii]” y remató sugiriendo que se discutieran también las reparaciones por la invasión visigoda de la Hispania romana. El desvarío siguió: “Hidalgo de Cisneros, el único aviador que presuntamente bombardeó desde un único avión que era toda la flota de bombarderos que tenía el Ejército español, que no dirigía el ministro Federico Trillo en la época. Un avión español que se llamaba «Farman Goliat» era el único avión que teníamos para crear toda la masacre que hicimos en aquella época”. Suele decirse que una guerra civil –la segunda gran experiencia de la aviación militar española – no termina nunca, pues nunca acaban de cerrarse las heridas. Puede que ocurra lo mismo con las guerras coloniales.

[i] José Sánchez Méndez y Alfredo Kindelán Camp: La aviación militar española en la campaña de Marruecos (1909-1927). Aeroplano, nº 29, 2011
[ii] VIII Legislatura. Proposición no de Ley de reconocimiento de responsabilidades y reparación de daños como consecuencia del uso de armamento químico en el Rif. (161/001169). Presentado el 28/07/2005, calificado el 31/08/2005.
[iii] Federico Trillo fue ministro de Defensa entre 2000 y 2004 por el Partido Popular.

 

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